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Foro internacional y transversal de feminidades - Eva Colectiva. CONVOCATORIA | Foro

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Somos un grupo de feminidades, profesionales, académicas, que creemos y promovemos el respeto por los Derechos Humanos, deseamos la igualdad de oportunidades y la construcción de ámbitos de desarrollo equitativos. Estamos profundamente comprometidxs en la generación de ambientes de respeto mutuo, porque estamos convencidxs que la diversidad hace a la unión y al crecimiento de cada individuo a alcanzar su plenitud en comunidad. Adjuntamos la Convocatoria.

Escribimos para ser mejores!

El mensaje del foro es editado por Víctor David Pitalúa Torres Jul 20 '20




Eva colectiva


                                                                       


                                                           La vulnerabilidad: Institución Social Utópica

 

Amanda Lucía Chaves Gómez[1]

Colombia

 

                                                           “Teme al Amor como a la Muerte;

                                                           él es la Muerte Misma;

                                                           por él nacemos y por él morimos;

                                                           ¡seamos fuertes para vivir sin él!

                                                           el Amor es Alfa y Omega: Principio y Fin de la exis-

                                                           tencia; es la Maldición;”

                                                                                                          IBIS, Vargas Vila.

 

Tan antigua como la guerra, la pretensión por el dominio de la vida o de la muerte[2], ha sido afirmar que las mujeres son altamente vulnerables. Un antecedente significativo se encuentra en el año 1.793, año en que una de las grandes figuras humanistas, revolucionarias, combativas e insignes de la Francia de finales de siglo XVIII, Olympe Gouges, fuera guillotinada por los radicales revolucionarios, acusada de haber abandonado las virtudes propias de su sexo, y divulgar los primeros documentos históricos alrededor de la emancipación femenina en el sentido de la igualdad de derechos o la equiparación jurídica y legal de las mujeres en relación a los varones: la Declaración de Derechos de la mujer y la ciudadana.

Su obra, parafraseó la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, en aras de denunciar cómo la revolución había olvidado a las mujeres en su proyecto de igualdad y libertad, y cómo, a pesar de necesitar de ellas y de sus fuerzas para romper las cadenas de la esclavitud y lanzarse a la conquista de la libertad, cuando fue lograda el hombre adoptó una actitud de desprecio para con el género femenino.

Incluso, hoy, cuando la Naciones Unidas han organizado cuatro conferencias mundiales sobre la mujer, celebradas en Ciudad de México (1975), Copenhague (1980), Nairobi (1985) y Beijing (1995). Y que en 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas haya aprobado la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer.  La vulnerabilidad social sigue recayendo en las mujeres, como arguye Marta Lamas[3], “el estatus femenino es variable de cultura en cultura, pero siempre con una constante: la subordinación de las mujeres a los hombres.”.

No obstante, encontrar relevante éste panorama y antecedentes históricos. Emprendo un abordaje que carece incluso de la rigurosidad necesaria para retratar ostensiblemente el riesgo identificado por Judith Butler[4]  de que las mujeres sean presentadas en una constante vulnerabilidad, si dicha situación las define y no cambia; implica situarlas en la posición de quienes piden protecciones y dispensaciones especiales a la autoridad. Un estado de “no-poder”, posiciona por implicación, a los hombres en una posición de poder.

Mediante ese arte secreto que permite nombrar con palabras análogas fenómenos distintos[5], formulo como criterio de análisis “la vulnerabilidad” en femenino, no refiriendo la calidad del ser –“vulnerable” adjetivo relacionado con la fragilidad, la indefensión, la incertidumbre o el nivel de exposición al riesgo; sino al “ser mismo”. Sustantivo derivado del latín vulnerabilis, cuyo significado etimológico: probabilidad de ser herido, es otorgado por el prefijo vulnus que significa herida y el sufijo abilis que indicaposibilidad, aludiendo esa condición humana que denota sentimientos, emociones, lágrimas, compasión simpatía para consigo mismo y con los otros.

Esta categoría léxica, ha sido asimilada con la debilidad, susceptibilidad, flaqueza, e históricamente también se ha etiquetado como femenina. Al respecto, en el podcast “Mujer vestida” capítulo “Mujeres y poder”, Vanessa Rosales, indaga acerca de ¿Cuál es la concepción o representación que se tiene de una mujer poderosa? desde la coyuntura política actual, se refiriéndose a las formas de ejercicio del poder, lo categoriza en diversos “estilos de liderazgos políticos” puntualizando: “[…] los códigos que se están valorando hoy en los líderes ante la pandemia global, han sido los que precisamente se han codificado como femeninos: empatía, vulnerabilidad, conexión emocional, emoción, humanidad […]”.

No obstante, la relación cultural creada entre la mujer y el concepto de vulnerabilidad, en el contexto político actual no sólo se han identificado éstos códigos de conducta en las mandatarias de países como como Nueva Zelanda, Islandia, Alemania, y Dinamarca, de quienes se destaca por parte de la ONU su “Liderazgo, firmeza, elocuencia y empatía por los más vulnerables”[6]. De hecho, en el estilo de liderazgo[7] del gobernador demócrata del estado de Nueva York Andrew Cuomo, se ha destacado la expresión de sus emociones, el dolor, tristeza, y desolación por las pérdidas; “[…] Mantiene siempre la actitud de un padre, que te corrige y te protege. Su discurso tiene alma" manifestaron los consultores Alejandro Romero y Gerard Guiu, de Llorente y Cuenca[8].

Racionalidades absolutamente contrapuestas a otros entendimientos del ejercicio del liderazgo autosuficientes, arrogantes, incapaces de desplegar empatía, mostrar algún tipo de dolor o humanidad. El caso más visibilizado, no el único, es el del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.  En Colombia, la senadora del Centro Democrático María Fernanda Cabal, ante uno de los más grandes desafíos de la humanidad, lidera sin aspavientos el modelo de Boris Johnson en Inglaterra, Jair Bolsonaro y Donald Trump, exigiendo la reapertura de la economía por sobre la salud y la vida de los conciudadanos en situación de riesgo por la emergencia sanitaria.

Es característico escuchar a la Senadora Cabal voceando: “¿Entonces? ¿Nos vamos a morir todos?” o “ha muerto más gente  por gripa que por covid-19” y “Todas las infecciones virales pueden ser mortales, cualquier virus en cualquier persona inmunodeprimida es letal”. Joseph-Achille Mbembe[9] llama al ejercicio de estos liderazgos necropolítica: formas de organizar la muerte, donde se toman las decisiones únicamente basadas en cifras y cálculos costo-beneficio, propio de la Senadora al también expresar “hay que volver al trabajo” o“es la única vez que nos hemos detenido todos a ver las estadísticas de la muerte en el mundo”.

De acuerdo con Alice Miller[10], en el Discurso de Posen,pronunciado por Himmler en  1943,reconociendo a las tropas de las SS contenía todos los elementos del mecanismo psicodinámico denominado “escisión y proyección de las partes del Yo”, común en la educación  impartida a los ciudadanos del Tercer Reich desde su infancia. Este hecho le ayudó a comprender y otorgar una explicación psicológica al exterminio del pueblo judío. De acuerdo con su análisis[11], el holocausto no fue obra de un grupo de pervertidos asesinos de masas, por el contrario, se trataba de personas en quienes se combatió “sin piedad” sus emociones (lágrimas, compasión, simpatía para consigo mismo y con los otros, entre otras) consideradas “debilidades humanas” e idealizó la carencia de sentimientos.

La carencia de sentimientos era un ideal comparable con la tendencia geométrica dentro de la pintura[12]. Bajo éste régimen, las personas desde su infancia adquirieron tal grado de dureza que “se enorgullecían de ser insensibles y no llorar, de cumplir con alegría todos sus deberes y no sentir miedo”. Se ejecutó una lucha contra los impulsos humanos en su interior, a cambio, recibieron un objeto que reunía esos atributos prohibidos y peligrosos, para ser combatidos “sin piedad”.

Una vez eliminado el sentimiento, la persona “funciona a la perfección” es considerada decente y merecedor de confianza en razón a su perfecta obediencia y adaptación a las normas absolutas. En este sentido, […]“Una persona sensible no puede convertirse en un asesino de masas de la noche a la mañana. Pero quienes llevaron la “solución final” eran hombres y mujeres cuyos sentimientos no se interponían en su camino”[13] se trataba de personas […] “firmemente creyentes en la autoridad y acostumbrados a obedecer, a quienes previamente se había enseñado a luchar contra los “impulsos humanos”[14].

Eduard Punset Casals,en entrevista al psicólogo Ian Robertson en el capítulo 143 del programa Redes[15] otorga una explicación desde la bioquímica del cerebro y la psicología a los efectos de la posición de poder en el cerebro de quien lo ejerce. Entre sus conclusiones, identifica en el ejercicio del liderazgo la importancia de pensar de forma abstracta y de trazar estrategias, renunciando a ciertas dosis de empatía para tomar decisiones sin paralizarse por la emoción. Lo cual no implica el “exterminio contra el propio yo”[16], la capacidad de empatizar con el resto de los miembros de la comunidad.

Coincido con Butler[17],  cuando sostiene que el rescate de la vulnerabilidad, no es un retorno al humanismo, menos al humanismo de la ilustración característico por sus patrones varoniles de liderazgos autocráticos. Propongo reconocer y ser conscientes de la vulnerabilidad.  No porque haya sido categorizada como masculina o femenina, sino porque significa abrir posibilidades a ejercicios de liderazgos basados en el apoyo, la participación, la diferencia y la confianza. En éste caso es elemental reconocerse como un todo vulnerable y renunciar a esos ideales de dureza, insensibilidad o control; que finalmente sólo derivan en deponer las emociones, invisibilizar el dolor, resentirle al riesgo, desechar la vida.

 

 


[1]Abogada, Magister en Derechos Humanos, gestión de la transición y posconflicto, Investigadora de la Redipal. 

[2]Sun Tzu, El Arte de la Guerra.

[3]Etnóloga de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, Pág. 14

[4]Citada por Napoli, Magdalena Marisa en la ponencia (2016) “Las mujeres y lo público: algunas reflexiones sobre el concepto de vulnerabilidad en Judith Butler”.

[5]Umberto Eco, El nombre de la rosa, Pág. 237

[6]https://nacionesunidas.org.co/onu-internacional/mujeres-en-el-poder-y-su-efectiva-respuesta-a-la-pandemia-de-coronavirus/

[7]Como lo denomina y analiza Vanessa Rosales, Ibíd.

[8]Citados por: Redacción Internacional EL ESPECTADOR https://www.elespectador.com/...-uu-articulo-912490/

[9]Citada por Judith Butler, en publicación: “Debería haber otras formas de refugio que no dependan de una falsa idea del hogar” https://www.latercera.com/...4MBFRLEAKUOS5UD5KKI/

[10]Por tu propio bien, Raíces de la violencia en la educación del niño, ed. Española 1980, Pag. 84-86

[11]Ibíd. Pag. 85

[12]En concepto de Miller. Ibíd. Pag. 86-87

[13]Ibíd. Pag. 86

[14]Ibíd. Pag. 85

[15]Disponible en el enlace:

 https://www.youtube.com/...7wLDXNR&index=33

[16]Concepto otorgado por Alice Miller, al desconocimiento y negación de los sentimientos propios del menor e impulsos vitales esenciales. Ibíd. Pag. 111-115

[17]Citada por Napoli, Magdalena Marisa en la ponencia (2016) “Las mujeres y lo público: algunas reflexiones sobre el concepto de vulnerabilidad en Judith Butler”.

El mensaje del foro es editado por Maria Carolina Estepa Becerra Jul 20 '20
Adjuntos:
  1.EvaColectiva_Amanda_Chavez.pdf (109Kb)



Eva colectiva

                                                                                                              



               Esas, las anónimas que ayudaron a cambiar el mundo 


Elizabeth Cecilia Silva[1]

Argentina

 

“Cuantas mujeres olvidadas porque

ellas mismas ni siquiera pudieron,

pueden o podrán decir, esta boca es mía,

este cuerpo es mío, esto es lo que pienso”

Virginia Woolf

 

Virginia Woolf[2], en su obra Una habitación propia[3] afirmaba: “Me atrevería a aventurar que Anónimo, que tantas obras ha escrito sin firmar, era a menudo una mujer”.-

A lo largo de la historia, el papel que desempeñó la mujer fue siempre desde la sombra, oculta, en un segundo plano. Hubo un tiempo, en el que las mujeres no podían votar, estudiar o decidir, y  aparentemente, tampoco ser protagonistas de la época que les tocó vivir.

Es una realidad y nadie puede negar que, muchos de los valores que tenemos en la actualidad, están presentes en el inconsciente colectivo y son mediatizados por una educación basada en la cultura patriarcal donde el hombre se muestra superior a la mujer. En la interpretación de la historia todos estos valores se han proyectado sobre el pasado, estableciendo estereotipos de conducta con muy poco rigor histórico y, en muchos casos tergiversando de manera totalmente consiente los acontecimientos y los verdaderos protagonistas de los mismos. Las mujeres han tenido un papel activo en todas las épocas y solo el olvido intencionado las ha excluido de los libros de historia.

Es un hecho ineludible que la historia ha tenido, desde siempre, protagonistas femeninas pero su obra muy difícilmente fue reconocida y siempre fue mal valorada. Hoy sabemos que existieron mujeres que lograron escapar de los pequeños círculos a los cuales se las relegaba. También es sabido que la historia no solamente es hecha por grandes nombres y personalidades, en cada época las mujeres en general contribuyeron en forma notable, siempre desde el anonimato, a la construcción de las sociedades en las que les tocó vivir. 

Desde siempre tuvieron que moverse en una fina línea que iba entre la marginalidad y la sumisión femenina por razones de género; pero eso no les impidió seguir adelante porque estaban convencidas que era el camino correcto para que algún día llegara el tan ansiado reconocimiento; reconocimiento traducido como derechos iguales a los que gozan los hombres y reconocimiento sobre cada una de las cosas que hacían, creaban o lograban.

Se toleró que durante siglos, la historia del mundo se creara únicamente con nombres masculinos: artistas, escritores, políticos, diplomáticos, etc.; se han llenado libros de texto, artículos crónicas y cientos de horas de entrevistas, pero ¿No había mujeres que hubiesen destacado de la misma manera? Por supuesto que existieron, y desde siempre, pero nombres como los de la directora de orquesta Antonia Brico[4], la médica ateniense Hagnódice[5], la física Lise Meitner[6] o la pintora Artemisia Lomi Gentileschi[7], por citar sólo algunos ejemplos son apenas conocidos. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Por qué esas ausencias?.

Hay varios factores a tener en cuenta al momento de explicarlas: por un lado, la escasa y casi inexistente presencia pública de las mujeres, obligadas por una sociedad patriarcal a cuidar a los hijos, el hogar y la satisfacción del marido, esto hacia muy complejo que pudieran destacar en otros campos como la política, la economía o el arte, amen que cuando lo intentaban eran discriminadas y excluidas. Por otro lado, y no menos importante, el hecho de que los historiadores fuesen varones en su casi totalidad también ayudó a invisibilizar los aportes femeninos a la Historia.

Durante muchos años brillantes escritoras tuvieron que publicar como anónimas o con seudónimos masculinos, eximias compositoras vivieron a la sombra de sus famosos maridos a quienes ayudaron a destacar cada vez más; pero también están esas otras mujeres que, con su quehacer diario, nos ayudaron a llegar a donde estamos hoy. Me refiero a aquellas mujeres que, tuvieron que pelear por el derecho al sufragio, que durante las guerras ocuparon el lugar de los hombres en las fábricas, a las que estuvieron en el frente de batalla, luchando igual que un hombre.

Muchas lograron sus objetivos luego de un largo y doloroso camino otras, al volver los hombres tuvieron que dejar los puestos que habían ocupado y cedérselos a ellos; pero nada fue en vano, todo sirvió para seguir avanzando hacia el reconocimiento pleno de derechos y hacia una igualdad en todas las áreas con el hombre.

Sabemos que nos queda un largo camino por recorrer pero hoy, gracias a esas miles de anónimas luchadoras, muchas mujeres destacan y son reconocidas por sus logros y valores. Las mujeres de hoy en día al igual que nuestras predecesoras somos ejemplo de inteligencia y fortaleza, lo reflejamos en la capacidad para superar la discriminación de la que muchas veces somos objeto; tenemos aspiraciones, anhelos y metas que se ven obstaculizadas al ser las encargadas de criar los hijos y dirigir el hogar.

Debemos ser conscientes de los espacios ganados en todos los ámbitos: político, social, laboral, cultural, religioso, etc., y a pesar de los obstáculos impuestos por la sociedad hemos demostrado tener las mismas condiciones y capacidades que los hombres. Las mujeres en el mundo de hoy somos multifuncionales; además de ser madres y esposas, nos desempeñamos como jefas del hogar y mantenemos una familia con nuestro trabajo.

Jugamos un rol fundamental dentro de la sociedad. Debemos desterrar la idea de que el hombre o la mujer esté más o menos capacitada/o para lo que sea. Lo real es que cada uno de los sexos tiene algo particular que aportar a la vida en sociedad. En la vida se complementa, no se compite. Tal vez olvidar este pequeño detalle es lo que hace que no nos valoren como debe ser.

Por todo esto, por haber podido llegar a este momento gracias a las miles de anónimas que estuvieron antes que yo.

 

Bibliografía

 

- Woolf, Virginia: “Una habitación propia”, Ed. Seix Barral, Barcelona, 2008

 

Artículos Web

 

- Jiménez Sureda, Montserrat: “La mujer en la esfera laboral a lo largo de la historia”, Universitat Autònoma de Barcelona Departament d’Història Moderna i Contemporània, 2009, (https:///...load/181204/233855/0consultada el 25/05/2020)

- Nash, Mary: “Mujeres en el mundo. Historia, retos y movimientos”, Ed Alianza, Barcelona, 2004 (https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6942701.pdf consultada el 25/05/2020)

 

 


[1]Abogada recibida en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Argentina; Magister en Cultura Jurídica. Seguridad, Justicia y Derecho, Universidad de Girona, España, Doctoranda de la Facultad de Derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Argentina; Docente de Historia del Derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Argentina; Docente de Derecho Privado parte General en la Universidad de Lomas de Zamora, Argentina

[2]Virginia Woolf: de nacimiento Adeline Virginia Stephen (Londres, 25/01/ 1882-Lewes, Sussex, 28/03/1941), fue una escritora británica, considerada una de las más destacadas figuras del vanguardista modernismo anglosajón del siglo XX y del feminismo internacional.

[3]Una habitación propia: es un ensayo escrito por Virginia Woolf. Publicado por primera vez el 24/10/1929. Está basado en una serie de conferencias que la autora desarrolló en octubre de 1928 en el Newnham College y el Girton College, ambas universidades femeninas de la Universidad de Cambridge. Si bien el ensayo emplea un narrador ficticio y la prosa para explorar a mujeres (tanto escritoras como personajes de ficción), y el manuscrito preparado para las conferencias se tituló "Mujeres y Ficción", el ensayo está considerado no-ficción.Generalmente se lo clasifica como un texto feminista, y su argumento gira en torno a un espacio literal y ficticio para escritoras que se encuentran dentro de una tradición literaria dominada por hombres.

[4]Antonia Louisa Brico (Róterdam, 1902-Denver, 1989) fue una pianista y directora de orquesta neerlandesa de renombre que, desde el silencio de su trayectoria, revolucionó el mundo de la música.

[5]Hagnódice (n. siglo IV a. C.) médica ateniense, partera y ginecóloga, considerada la primera mujer ginecóloga conocida. Estudió medicina en Alejandría bajo la tutela de Herófilo, el gran anatomista de su época. Obtuvo los mejores resultados en el examen de medicina y así consiguió el equivalente a un título actual en ginecología y obstetricia Como respuesta a su juicio se desencadenó una de las primeras revueltas femeninas conocidas en la historia. Su biografía fue relatada por el escritor Higinoen sus Fábulas.

[6]Lise Meitner (Viena, 7/11/1878 - Cambridge, 27/10/1968) científica austriaca especializada en radiactividad y en física nuclear. Formó parte del equipo que descubrió la fisión nuclear, un logro por el cual su amigo y colaborador Otto Hahn recibió el Premio Nobel.En 1938 tuvo que huir de Alemania, donde llevaba trabajando 30 años, perseguida por el nazismo, dada su ascendencia judía. Se afincó en Estocolmo y adoptó la nacionalidad sueca. Meitner proporcionó la primera explicación de la fisión nuclear del uranio en términos de física teórica. El suyo es uno de los casos más claros en que el comité del Nobel ha pasado por alto a una mujer autora de un hallazgo científico de primera línea,el cual, entre otras aplicaciones, dio lugar a reactores para la producción de electricidad, a las armas nucleares empleadas en la segunda Guerra Mundial y a la medicina nuclear.  

[7]Artemisia Lomi Gentileschi (Roma, 8/7/1593-Nápoles, hacia 1654)fue una pintora barroca italiana, representante del caravaggismo.

El mensaje del foro es editado por Maria Carolina Estepa Becerra Jul 20 '20



Eva colectiva



                                                 Reflexão sobre a atuação da mulher na política e a igualdade de direitos

 

Célia Teresinha Manzan[1]

Brasil

 

Para principiar, faz-se oportuno colacionar uma breve digressão jurídica no referente a instrumentos normativo nacional e internacional versando sobre os caminhos que têm galgado a mulher na política brasileira. Vários instrumentos surgiram e a questão feminina foi tratada em amplo debate com vistas a buscar o seu empoderamento e a sua efetiva participação. Senão, vejamos:

Em 7 de novembro de 1967, a Assembleia Geral das Nações Unidas, por meio da Resolução No. 2263 (XXII), proclamou a Declaração sobre a Eliminação de Discriminação contra a mulher[2]que trouxe em seu bojo, preciosas abordagens, cujos termos são fortes, na busca da igualdade de gêneros. Assim, encabeça reafirmando a “dignidade e o valor da pessoa humana”, consagrado pela Carta das Nações Unidas[3]; o “princípio da não discriminação, da liberdade e igualdade em direito”. 

Nos termos da Declaração Universal dos Direitos Humanos[4] e, considerando a grande contribuição da mulher na vida social, política, econômica e cultural, a participação da mulher e do homem em todos os campos é indispensável para “o desenvolvimento completo de um país, o bem-estar do mundo e a causa da paz”. 

Ainda, consagra que o “princípio de igualdade de direitos constará na Constituição ou será garantido por lei”; prevê a tomada de medidas apropriadas para educar a opinião pública visando erradicar a ideia de inferioridade da mulher; quanto à participação política, resguarda “o direito de votar em todas as eleições, referendos e ser elegível para integrar qualquer organismo constituído mediante eleições públicas”; “o direito de ocupar  cargos públicos e exercer todas as funções públicas”. 

Segundo a Organização das Nações Unidas/ONU[5], o “Direito à liberdade de Reunião e participação política”, está entre os 12 direitos das mulheres.  A Convenção sobre os Direitos Políticos da Mulher[6], de 1953 e a já citada Convenção para a Eliminação de Todas as formas de Discriminação contra a Mulher, reconheceram a desigualdade entre os sexos no acesso/ocupação dos cargos públicos e estabeleceram que as mulheres deveriam ter iguais condições de serem elegíveis aos cargos eletivos e, poder participar, de forma idêntica ao homem, da vida política, social, econômica e cultural do país, cabendo a cada Estado a adoção de meios para promover essa igualdade. 

E, no Estado brasileiro, o direito da mulher ao voto foi conquistado no primeiro Código Eleitoral[7] - Decreto nº. 21.076, de 24 de fevereiro de 1932 -, instituído durante o governo provisório, o qual não trazia diferenciação entre homens e mulheres no referente ao direito ao voto, nos termos do artigo 2º que dizia: E' eleitor o cidadão maior de 21 anos, sem distinção de sexo, alistado na fórma deste Código. Assim, ambos, ao completarem vinte e um anos de idade, já poderiam consagrar a sua escolha nas eleições. 

Não obstante, a conquista do direito ao voto somente já na década de 1930, muitas mulheres tentaram postular o alistamento eleitoral afrontando a normatização jurídica da época.  A história nos conta que Celina Guimarães Viana, foi a primeira mulher eleitora do Brasil e, o primeiro Estado a afastar a diferença sexual para fins de exercício do voto foi o Estado do Rio Grande do Norte[8]. Também se deu no ano de 1928, no Município de Lages, neste Estado, a contemplação da primeira mulher Prefeita, do Brasil e da América Latina que se chama Alzira Soriano[9]

A vigente Carta brasileira, de 1988[10], assegura, em seu artigo 5º, o princípio constitucional da igualdade, nos seguintes termos: “Todos são iguais perante a lei, sem distinção de qualquer natureza, garantindo-se aos brasileiros e aos estrangeiros residentes no País a inviolabilidade do direito à vida, à liberdade, à igualdade, à segurança e à propriedade, ...” (grifei)

Como se observa dos instrumentos nacionais e internacionais citados, a igualdade entre homem e mulher é um dos pontos mais debatidos, com vistas a afastar o grau de inferioridade em que se encontra a figura feminina. Em face de esse quadro de discriminação existente há anos em nossa sociedade, como medida, o Brasil instituiu a política de cotas, com o fito de promoção da mulher na política. 

Dessa forma, as cotas para as mulheres têm por intuito o aumento do número de eleitas para os cargos públicos, entretanto, a sua aplicação depende de vários fatores. Esta ação afirmativa espalhou-se pela América Latina a partir do compromisso de promoção da igualdade de gênero firmado na Conferência de Beijing de 1995[11] (IV Conferência Mundial sobre a Mulher), com o escopo de reserva de espaços e recursos públicos para a promoção da eleição de mulheres. Em relação à política de cotas no Brasil:

A Lei 9.100/1995, que regulamentou as eleições municipais de 1996, previu que para o cargo de vereador/a 20% das vagas de cada partido ou coligação daquela eleição deveriam ser preenchidas por candidaturas de mulheres. Já a lei eleitoral em vigor até hoje, Lei 9504/1997, indicou a reserva (não exatamente seu preenchimento) de 30% das candidaturas dos partidos ou coligações para cada sexo em eleições proporcionais (ou seja, para vereador/a, deputado/a estadual e deputado/a federal), com um dispositivo transitório que definia um percentual de 25% apenas para as eleições gerais de 1998. Mas, ao contrário do que se esperava, recuamos de 6,2% de eleitas para a Câmara de Deputados em 1994, em uma eleição sem cotas, para 5,7% nas eleições de 1998, com cotas. A partir de 2002, já com o percentual de 30% garantido, o aumento no número de eleitas para a Câmara de Deputados foi crescendo, mas de forma muito fraca, até 8,8% em 2006[12].

É de se indagar se essa política de cotas funciona, porém, se observarmos os índices de mulheres eleitas para cargos parlamentares desde a adoção das cotas, que se deu em 1995, pode-se aduzir que não vem sendo efetiva. Um estudo realizado pela Organização das Nações Unidas em 174 países, no ano de 2017, coloca o Brasil na 154ª posição de  participação das mulheres no Congresso[13]: com 55 das 513 cadeiras da Câmara ocupadas por mulheres (10,7%), e 12 dos 81 assentos do Senado preenchidos por representantes femininas (14,8%), uma grande desproporção em relação ao sexo masculino. 

Com o advento da Lei 12.034/2009, que alterou a Lei 9.100/95 e o artigo 10, §3º, da Lei 9.504/97, estabeleceu-se para cada partido ou coligação o percentual sendo, agora, o mínimo de 30% e o máximo de 70% para candidaturas de cada sexo e isso se deu pelo fato de que os partidos políticos não estavam realizando o lançamento no percentual mínimo, mas, apenas o percentual máximo de 70% das vagas de candidaturas a que tinham direito com os candidatos do sexo masculino[14]

Em busca da proteção jurídica e a efetivação da participação da mulher na política, o Tribunal Superior Eleitoral, em sede da Ação Direta de Inconstitucionalidade número 5.617, decidiu que as para as eleições de 2018, uma destinação de pelo menos 5% do Fundo Partidário para incentivar a participação feminina na política e de no mínimo, 30% de recursos do Fundo Partidário, do Fundo Especial de Financiamento de Campanha e do tempo de propaganda gratuita devem ser destinados às candidaturas femininas. Com essa postura, nas últimas eleições do ano de 2018 tivemos um pequeno aumento de cerca de 10% das candidaturas das mulheres que se pode concluir que ainda é abaixo do esperado, levando-se em conta que a cada 10 pessoas no Brasil, 5 são do sexo feminino, ou seja, o processo discriminatório nas eleições mesmo assim prossegue[15].

Da breve exposição, pode-se concluir que, não obstante as tentativas de igualdade, como a de cotas, aportadas por último, não vem sendo bastante a ponto de garantir a elevação da representação participativa na política pelas mulheres. Vivemos em um país ainda patriarcal onde a mulher encontra-se em uma posição de inferioridade em face do homem e, em todos os níveis sociais. 

E, em um Estado democrático de direito, a igualdade, a justiça e a inclusão são pontos prementes que necessitam ser exercitados e concretizados no aspecto político em relação às mulheres.  E disso, são merecedoras, pois, muitas já sofreram violência, foram vitimizadas e muito inferiorizadas. Ademais, possuem uma força interior única, geram vidas, criam e educam os filhos, trabalham em sobrejornada para contribuir no sustento da família, têm o poder de amar, cuidar e perdoar e, no pouco espaço de tempo que lhes restam, buscam se aperfeiçoar nos estudos. Assim sendo, por justiça e mérito, a autorepresentatividade das mulheres na política é fundamental, tanto para que atuem como atoras de suas próprias lutas, quanto para, em igualdade, equilibrar os espaços e as relações de poder no cenário político do País. 

 


[1] Graduada em Direito pela Universidade de Uberaba – UNIUBE; especialista em Direito Processual Civil, pela Universidade Federal de Uberlândia, em Direito Público e Filosofia do Direito, pela Faculdade Católica de Uberlândia; em Direito Constitucional, pela Università di Pisa/Itália; Mestre em Direito Constitucional pela Instituição Toledo de Ensino, de Bauru/SP; pesquisadora REDIPAL, do México;  Doutoranda em Direito Constitucional pela Universidade de Buenos Aires – UBA/ArgentinaCorreio eletrônico: celiamanzan@gmail.com

[2] http:///.../convencao_cedaw.pdf, consulta realizada em 1 de maio de 2020.

[3] https://nacoesunidas.org/carta/, consultada em 01 de maio de 2020.

[4]https://nacoesunidas.org/direitoshumanos/declaracao/, consultada em 01 de maio de 2020. 

[5] http:///...reitodasmulheres.htm, pesquisado em 02 de maio de 2020. 

[6]https://cse.google.com/cse?q=Carta+das+Na%C3%A7%C3%B5es+Unidas&sa=Search&ie=UTF-8&cx=partner%2Dpub-6638247779433690:3873384991#%9C, pesquisado em 12 de maio de 2020.

[7] https://www2.camara.leg.br/legin/fed/decret/1930-1939/decreto-21076-24-fevereiro-1932-507583-publicacaooriginal-1-pe.html, consultado em 12 de maio de 2020.

[8] SCHUMAHER, Schuma; CEVA, Antônia. Mulheres no poder: trajetórias na política a partir da luta das sufragistas do Brasil. Rio de Janeiro: Edições de Janeiro, 2015.
VARIKAS, Eleni. Pensar o sexo e o gênero. Tradução de Paulo Sérgio de Souza. São Paulo: Editora Unicamp, 2016, pág. 72-73.

[9] CHUMAHER, Schuma; CEVA, Antônia. Obra citada. Pág. 65-66.

[10] http://www.planalto.gov.br/ccivil_03/constituicao/constituicao.htm, consultado em 28 de maio de 2020.

[11] https://edisciplinas.usp.br/mod/resource/view.php?id=2426432, pesquisado em 14 de maio de 2020.

[12] http:///...l-e-sua-importancia/, pesquisado em 08 de maio de 2020.

[13] ONUBR. Brasil fica em 167º lugar em ranking de participação de mulheres no Executivo, alerta ONU. 16 mar. 2017. Disponível em: https://nacoesunidas.org/...xecutivo-alerta-onu/ Acesso em: 10 maio de 2020.

[14] ALMEIDA, Jéssica Teles de. A proteção jurídica da participação política da mulher: fundamentos teóricos, aspectos jurídicos e propostas normativas para o fortalecimento do modelo brasileiro, Dissertação (mestrado) – Universidade Federal do Ceará, Programa de Pós Graduação em Direito, Fortaleza, 2018. 214 f.

[15] VELASCO, Clara; OLIVEIRA, Leandro. Número de mulheres eleitas se mantém no Senado, mas aumenta na Câmara e nas Assembleias Legislativas. G1, 2018. Disponível em: <https://g1.globo.com/...enta-na-camara-e-nas assembleias.ghtml> Acessado em 12 de maio de 2020.

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                                                                                                     Identidades complejas y discriminaciones múltiples

 

Magda Liliana Cano Riaño[1]

Colombia 

 

 

Las discusiones actuales en torno a la condición de la mujer en nuestras sociedades ya no solo se centran en la visibilización de la discriminación o subordinación femenina o de las brechas entre hombres y mujeres; desde hace algún tiempo se ha adoptado una visión que permite analizar la situación de la mujer a partir de una perspectiva más interdependiente, es decir,que considera las diferencias en el acceso a las oportunidades de los individuos de acuerdo con su pertenencia a los múltiples y diversos grupos identitarios. Un marco que permite comprender de mejor manera la injusticia y la desigualdad, o las múltiples dimensiones de opresión que conjugan diferentes categorías entre sí, como el género, la clase, la raza, la nacionalidad, que configuran las complejas desigualdades sociales.

El feminismo es una posición sociopolítica y filosófica sobre las relaciones entre hombres y mujeres;propuestas que pretenden transformar el orden social de la sociedad y,como movimiento,busca una redistribución horizontal de las relaciones de poder. Las mujeres afrontan diversas desventajas sistemáticas, como por ejemplo,la falta de acceso a servicios de salud, educacióny baja participación laboral y política. Además se enfrentan a prácticas culturales que las mantienen donde, al parecer, la sociedad quiere que estén, encargadas de todas las tareas del hogar y del cuidado. Incluso, han sido adoctrinadas para complacer y para no desafiar los roles que les han sido impuestos; situación que asegura que nunca sean superadas esas barreras.

En palabras de Elizabeth Odio Benito, presidenta de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH):

“La discriminación estructural que sufrimos las mujeres en todos los estamentos sociales y políticos de nuestros países es la punta del iceberg de la histórica desigualdad de poder y derechos entre mujeres y hombres y cuya manifestación más perversa es la violencia.Las mujeres sufrimos una violencia que nos destruye todos los días.Unascifras: cerca de 3200 mujeres fueron asesinadas el año pasado por el solo hecho de ser mujeres según cifras de la Cepal y, peor aún,gran parte de estos feminicidios quedarán en la impunidad. Agreguemos que dos de cada tres mujeres ha sufrido violencia sexual en algún momento de su vida y que durante los conflictos armados de cualquier tipo,esta violencia sexual contra las mujeres de todas las edades se convierte en pandemia.”

A pesar de haber avanzado algunos eslabones en la conquista de la autonomía de las mujeres, aún continúan los esfuerzosparaconsolidar iniciativas como: el reconocimiento histórico de los aportes de las mujeres invisibilizadas, la liberación de las cargas atribuidas a las mujeres como el trabajo doméstico no remunerado, la equidad de género en la representación política, la paridad salarial entre hombres y mujeres, la división sexista del trabajo, la revelación de la existencia de un techo de cristal o barrera invisible que impide a las mujeres ascender en las organizaciones, la lucha contra la violencia de género, el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos; estas y otras iniciativasson, hasta el momento,ideales para el mundo. 

Es así como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada en 2015 por los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas, que pretende abordar desafíos mundiales como reducir las múltiples desigualdades interrelacionadas entre sí, incluye el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 5 sobre “Igualdad de género”la cuales transversal.Teniendo en cuenta en laimplementación de los ODSque los derechos humanos son indivisibles y de aplicación universal,“la Agenda 2030 no deja lugar a dudas: el desarrollo solo será sostenible si los beneficios favorecen por igual a mujeres y hombres".[2] Por lo tanto, es innegable que no será posible alcanzar un desarrollo sostenible si la mitad de la población del mundo se queda atrás; es por ello que la condición de las mujeres determinará el futuro de la humanidad.

En las vidas de las mujeres y las niñas, las diversas dimensiones del bienestar y las carencias están profundamente entrelazadas: una niña que nazca en un hogar pobre (Meta1.2) a la que se obligue a contraer un matrimonio precoz (Meta 5.3), por ejemplo, tiene mayor probabilidad de abandonar la escuela (Meta 4.1), tener hijos a una edad temprana (Meta 3.7), sufrir complicaciones durante el parto (Meta 3.1) y ser objeto de violencia (Meta 5.2) (...) Al final de esta serie de acontecimientos, la niña nacida en condiciones de pobreza apenas tendrá la posibilidad de escapar de ella. (...) Una mujer que abandone una relación de maltrato, por ejemplo, necesita acceso a la justicia (Meta 16.3), además de un lugar seguro donde vivir (Meta 11.1), atención médica (Meta 3.8) y un trabajo decente (Meta 8.5), de modo que pueda conservar un nivel de vida adecuado (...) [3]

De acuerdo con Sylvia Walby, la desigualdad de género solo se da en el sistema civil, así como la desigualdad de clases no solo se da en el sistema económico y la desigualdad de etnias no solo se da en el sistema cultural. La Interseccionalidad, término que acuñó Kimberlé Crenshaw en 1989, contempla la existencia de múltiples formas de subordinación dentro de la sociedad, variables que han sido causa de opresión como la raza, el sexo, la clase, la discapacidad, la edad, la orientación sexual, la religión, la nacionalidady,las diversas identidades sociales que no actúan de forma independiente, sino que se interrelacionan, de acuerdo con nuestras identidades complejas, generando una intersección de múltiples formas de discriminación y marginación.

En todos los países las mujeres y las niñas sufren múltiples formas de discriminación cruzadas entre sí, incluidas aquellas que tienen que ver con su sexo, edad, clase social, capacidad, raza, etnia, orientación sexual, identidad sexual o estatus migratorio, a menudo salen peor paradas que la media en toda una serie de indicadores relacionados con los ODS.[4]

Colombia es uno de los países de América Latina con la menor representación de las mujeres en la políticas, además,aunque las mujeres colombianas tienen una tasa más alta de educación que los hombres, el acceso de las mujeres al empleo formal y su participación en el mercado laboral es aún limitada y la brecha salarial de género persiste, así como la mortalidad materna, la violencia contra las mujeres en el ámbito de la parejayla violencia sexual contra mujeres que en su mayoría son menores.  El conflicto agrava la situación de las mujeres en el país, quienes son víctimas de actos de amenazas, asesinato, desapariciones, esclavitud sexual, violaciones, abuso sexual, embarazos y abortos forzados. En este contexto,“(...)Las mujeres pertenecientes a grupos étnicos indígenas y afrocolombianas se han visto afectadas de manera desproporcionada por la violencia derivada del conflicto; de 3.445 casos de homicidios de personas indígenas y afrocolombianas, el 65,5% eran mujeres”.[5]

Según Patricia Hill Collins,la desigualdad interseccional se puede producir en diferentes niveles y todos estamos situados en la matriz de dominación’, en la queestamos a la misma vez como opresor y como oprimido, dependiendo de las diversas categorías de nuestra identidad, en la cual se producen también los diferentes privilegios.

Comprenderel género y otras categorías sociales construidas en sus respectivos sistemas de opresión, desde ideologías sexistas, racistas, clasistas; reconocer la igualdad como una condición dada por los derechos humanos en sociedades multidiversas; es posible desde lamirada dela interseccionalidad que nos permite ver con mayor claridad las múltiples dimensiones de injusticia social y de discriminacióny, a pesar de su gran utilidad y aplicación en la comprensión de estos fenómenos, el conocimiento también tiene una lucha por entrar en la agenda pública.

Finalmente, para garantizar la no discriminación, es necesario abordar los problemas sociales desde un enfoque diferencial, que promueva la igualdad desde la diversidad, que no sea excluyente sino inclusivo, que tenga en cuenta las vulnerabilidades y la realidad específica de cada persona; además,para lograr la equidad,es precisobuscar la transformación social,al realizar acciones afirmativas encaminadas a favorecer los grupos identitarios que históricamente hayan sufrido discriminación con el objetivo de buscar el equilibrio de sus condiciones de vida al general de la población.

 

[1]Investigadora de la Redipal. Colombiana, Profesional en Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, Magister en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de la Universidad Nacional de Colombia y Máster en Dirección y Gestión de los Sistemas de Seguridad Social de la Universidad de Alcalá. Actualmente es funcionaria de la Procuraduría General de la Nación de Colombia.  

[2]Hacer las promesas realidad: la igualdad de género en la agenda 2030 para el desarrollo sostenible. 2018. ONU Mujeres, Estados Unidos, pág 1.

[3]Hacer las promesas realidad: la igualdad de género en la agenda 2030 para el desarrollo sostenible. 2018. ONU Mujeres, Estados Unidos, pág 3.

 

[4]Hacer las promesas realidad: la igualdad de género en la agenda 2030 para el desarrollo sostenible. 2018. ONU Mujeres, Estados Unidos, pág 7.

[5]Situación de los derechos de las mujeres en Colombia. ONU Mujeres, Colombia En: https://colombia.unwomen.org/es/onu-mujeres-en-colombia/las-mujeres-en-colombia

 

El mensaje del foro es editado por Maria Carolina Estepa Becerra Jul 20 '20
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                                                                                      Sexo, poder y control

 

Katherine Naranjo Pérez[1]

Chile

 

… “Del brazo del marido, sonreía mansamente doña Flor: ¡ah!, esa manía de Vadinho, de ir por la calle tocándole los pechos y los cuadriles, revoloteando en torno a ella como si fuese la brisa de la mañana. De esta limpia mañana de domingo, en la que doña Flor va de paseo, feliz de la vida, satisfecha con sus dos amores...”

Doña Flor y sus dos Maridos, Novela de Jorge Amado.  

 

Diferencia sexual y sus consecuencias sociales

 

La construcción social del género es una temática que tiene un recorrido histórico y teórico extenso e importante, especialmente durante las últimas décadas. Los estudios feministas y de la mujer, desde su aparición, son los únicos que han logrado describir y dar cuenta de las condiciones socioculturales patriarcales que dejan a la masculinidad como el modelo hegemónico para la división social entre hombres y mujeres, y que a la vez genera una forma específica para la producción de desigualdades, inscrita en la estructura misma de la sociedad. Para Bourdieu (2000) en la dominación masculina[2] está el mejor ejemplo de un tipo de sumisión que se ejerce a través de caminos esencialmente simbólicos, una violencia que muchas veces sigue siendo invisible para sus víctimas, incluso en sus momentos más explícitos. 

Esta invisibilidad de la dominación machista está dada por la habilidad que se ha tenido para la “transformación de la historia en naturaleza y la arbitrariedad cultural en natural” (Bourdieu, 2000, p. 12).[3] Esta naturalización de determinadas características, como son las que determinan la diferencia sexual por ejemplo, están inscritas de forma profunda en una determinada cosmovisión con raíces en una cierta topología de lo sexual a través del cuerpo social, por medio de los cuales se ha generado una división de las cosas y de las actividades para cada sexo en virtud de un sistema de categorías homólogas en oposición: arriba/abajo, derecha/izquierda, público/privado, etc. 

Estas oposiciones no son azarosas, por el contrario, se anotan dentro de un sistema que provee abundantes metáforas en los más diversos niveles, que a la vez impresiona como una especie de sobre-determinación respecto a lo orgánico y lo biológico (Bourdieu, 2000). De esta forma, las desigualdades entre hombres y mujeres no están originadas por una diferencia sexual supuestamente natural, sino porque nos hemos encargado de sexualizar nuestros cuerpos, nuestro espacio y nuestra historia en sistemas dicotómicos, como una forma específica de ordenar la sociedad.

De manera general y sostenida, la cultura judeo-cristiana ha hecho una apropiación intensa del valor, el sentido y la razón de ser de la sexualidad. Desde esta mirada cristalizada, el poder del varón consistía en ser el poseedor del “falo” (claro elemento de privilegio en la historia) mientras que, dada la ligazón incuestionable de la sexualidad con la fertilidad, le quedó a la mujer una zona de potestad (en tanto gestadora) que redujo su sexualidad a la procreación. 

Desde esa racionalidad, las experiencias de sexualidad son promovidas como una cuestión individual y privada que no merece —ni necesita— ser compartida con otras y otros, tampoco requiere ser un tema del que se hable en la sociedad. Esto es, se le pretende dar el carácter de tema prohibido y de tema sobre el cual ya existen ciertas verdades que se encuentran enquistadas en los sistemas sociales tradicionales. 

Junto a esta lógica, y en tensión con ella, se observa un discurso muy fuerte en los medios de comunicación social, que insisten en promover la vivencia de una sexualidad como si ella estuviera asociada a prácticas de consumo. De esta manera, mediante la pornografía, el culto a una cierta belleza física, la promoción de una erótica genitalizada, la cosificación de la mujer y a ratos del hombre, entre otras formas, se va promoviendo una sensibilidad social que hace de la experiencia de sexualidad una reducción al cuerpo, y este a su vez reducido a sus genitales. 

Así, se ofrece en el mercado la posibilidad de adquirir cierto bienestar en la medida en que se ve, se toca, se penetran cuerpos que deambulan por el imaginario social desprovisto de espíritu, rasgado de los afectos, separados del amor. De este modo, la sexualidad, reducida a objeto-cosa transable en el mercado, va perdiendo capacidad de constituirse en motor de vida, en germen de autoestima, en posibilidad de crecimiento y felicidad para las y los sujetos. 

Las mujeres pierden su condición de tal para ser transformadas en bustos, traseros o vulvas, mientras que los hombres son reducidos a su falo o a sus músculos si ellos son “atléticos”. Estos mensajes nos pretenden hacer creer que vivimos en sociedades que se destapan, se abren, se liberan..., sin embargo,  no son sino otras nuevas formas de encubrir sexualidades reducidas y asociadas al consumo y la deshumanización, a la cosificación y la construcción de un imaginario sexual donde prima el tener-poseer por sobre el ser.

 

Relaciones de poder 

 

Continuando con la línea histórica presentada en la primera parte,  resulta revelador mirar este tema desde la prisma planteada por Foucault. [4] Quien observa al sujeto inmerso en relaciones de producción y significación, destacando que este, se encuentra a su vez dentro de relaciones de poder. A pesar de que el poder no es el único aspecto que explica las relaciones humanas y las prácticas sociales, si es un factor fundamental a tomarse en cuenta.

Así, desde su perspectiva el poder está en todas partes —en el espacio y en el tiempo—, en toda relación humana, en la medida en que existen contextos históricos específicos que se definen a través de los discursos, instituciones, normas, valores, etc. Se construyen verdades que deben ser incorporadas en la sociedad. Para lograr dicha introyección se cuentan con varios instrumentos. Así, el sujeto es subjetivado a través del discurso. Se trata del discurso dominante, el discurso de poder y saber.[5]

Se puede decir que el concepto de poder que desarrolla Foucault a lo largo de su trayectoria intelectual es, además de elaborado, exhaustivo y profundo. Por lo general se observaba el poder desde la esfera pública, la política, dejando por fuera, el ejercicio del poder en otros ámbitos de la vida social, sea este la familia, las parejas, la relación entre compañeros y compañeras en distintos espacios de la vida como el trabajo, el partido político, la organización social, el movimiento, el comité, en fin, cualquier espacio de interacción socio-individual.  A pesar de que el poder no es el único aspecto que explica las relaciones humanas y las prácticas sociales, si es un factor fundamental a tomarse en cuenta. 

Su propuesta fue revolucionaria, en el tanto logra tomar distancia de los enfoques clásicos en los que se estudian las relaciones de poder, desde instituciones macro sociales como el Estado, los partidos políticos y la lucha por el poder, etc. Desde su perspectiva el poder está en todas partes —en el espacio y en el tiempo—, en toda relación humana, en la medida en que existen contextos históricos específicos, siendo estos puntos nodales en su propuesta y que a su vez son de pertinencia para una perspectiva de género.

Rescatando  la relación poder-sexualidad, la que se refiere a la búsqueda de la verdad de uno mismo en relación al sexo, en la medida en que delinean los procesos de subjetivación necesarios para el análisis de la identidad de género. Es un aspecto que no podemos dejar de tomar en cuenta, en tanto forma parte central en la constitución de los sujetos genéricos. Al respecto, Foucault considera que la relación entre el poder y la sexualidad es compleja e integra muchas estrategias que se entretejen en las relaciones eróticas. Es estar frente a una microfísica del poder en donde las formas de dominación son muy sutiles. Es además difícil disociar entre erotismo, amor y poder. Los límites entre cada uno son difusos. En las relaciones de poder, la sexualidad no es el elemento sordo, sino uno de los que están dotados de la mayor instrumentalidad utilizable para el mayor número de maniobras y capaz de servir de apoyo, bisagra, a las más variadas estrategias (Foucault; 1999a: 122).

Por otra parte, debemos tomar en cuenta que aunque Foucault nos habla de sexo y no de género, a través de los dispositivos nos remite al plano de la construcción social, no se queda en lo biológico. Debemos tratar de superar toda limitación conceptual —sexo anatómico, hormonal, genético, género atribuido, identidad de género, rol de género, estereotipo ideal, variación en la elección del objeto sexual—; para que hombres y mujeres podamos reflexionar acerca de la identidad, desde un espacio quizás ahora más flexible, más humano, reconectarnos desde la emoción. 

Resignificando la experiencia coito, que históricamente se ha representado como la búsqueda de posesión sobre otra u otro, como castigo más que como placer y entrega, un  símbolo de la penetración construido socialmente a través de siglos de dominación patriarcal, como un acto de conquista y sometimiento de quien penetra hacia quien es penetrada o penetrado.

De este modo, el cuerpo masculino se va mutilando, va perdiendo rincones para quedar castrado y apenas remitido a un artefacto-cosa que se empleará para cumplir la tarea socialmente demandada y hacerlo con la capacidad esperada, mientras que el cuerpo de la mujer está al servicio del placer y disfrute del otro, dos seres y cuerpos inconexos con deberes y roles que nada tienen que ver con su identidad y sentir, se hace necesario entonces resignificar la noción del propio cuerpo, configurando sus temores, deseos, rabias, afectos,  iluminándolo desde el inconsciente. 

 

Referencias

 

Bourdieu, Pierre (2002) La distinción; criterio y bases sociales del gusto. España, Taurus

Foucault, Michel (1970) La arqueología del saber, México, siglo XXI.

Foucault; Michel: (1888) “El sujeto y el poder” en Dreyfus, Herbert y Rabinow, Paul. México, Universidad Autónoma de México.

Rodríguez, Rosa Ma. (1999), Foucault y la genealogía de los sexos, Barcelona, Antrophos.

 

[1] Naranjo Pérez Katherine, Abogada, Master en Derecho Penal, Doctoranda en Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Académica de la Universidad Católica del Maule, Chile, miembro de REDIPAL. 

[2] Frente a la naturalización, lo que llama “deshistoricización”, Pierre Bourdieu, desde su “estructuralismo constructivista” o su “constructivismo genético”, analiza cómo el poder es constitutivo de la sociedad y existe en las cosas y en los cuerpos, incorporándose a los habitus mismos que definen la subjetividad. De este modo, sus análisis abren la puerta a una reconsideración teórico-crítica de las relaciones entre los sexos y, precisamente por ello, son de interés para una perspectiva crítico-feminista, si bien hay que reseñar la escasa atención bourdiueana a la producción de tal perspectiva.

[3] Bourdieu, Pierre (2000), La dominación masculina. Barcelona: Anagrama (La domination masculine. París: Editions deu Seuil, 1998)

[4] nacido como Paul-Michel Foucault (Poitiers, Francia, 15 de octubre de 1926-París, 25 de junio de 1984) filósofo, historiador de las ideas, psicólogo y teórico social francés. https://es.wikipedia.org/wiki/Michel_Foucault

[5] Para Foucault el poder es una relación asimétrica que está constituida por dos entes: la autoridad y la obediencia, y no sería un objeto preexistente en un soberano usado para dominar a sus súbditos, además es una situación estratégica que se da en una determinada sociedad; el poder incita, suscita y produce. En la formación del poder se dan dos elementos, los cuáles son cooriginales e interdependientes, estamos hablando de los dominados y los dominantes, que más que poseer el poder lo ejercen, ya que éste no se puede adquirir, compartir ni perder, debido a que no es un elemento físico. Estos factores se han dado a lo largo de la historia y están presenten en la actualidad, dominados y dominantes se manifiestan en cada ámbito en que vivimos, ya sea en la familia, trabajo y hasta en la amistad; son la base de toda relación y de toda acción, y nos permiten “guiar la posibilidad de conducta y poner en orden sus efectos posibles” Guillermo Calderón G. María Jesús Núñez F. Repositorio Universidad Nacional Experimental. Venezuela. 

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                                                                                          Memórias

Ana Clara O. Halfeld[1]

Brasil

 

Hoje o céu não tem lua,

Hoje minha angústia corroeu os meus ossos e remoeu os meus pensamentos soturnos

Minha alma já quase vazia de esperança, se deixa levar pelos rios do tédio, do desemparo e da loucura, pois, na loucura encontro razão, conforto e equilíbrio. Lá não há o que balizar, não há nada o que me surpreenda

(h)as expectativas em demasia… são o cerne do meu abalo.

 

 

            Lidar com o outro, gera frustrações, expectativas, decepções e esforço, contudo, o olhar para si mesmo, torna o maior desafio que viemos a enfrentar.

            O espaço da mulher tende a ser ocupado constantemente pelo outro porque ela assim o permite. A história nos há reservado o lugar de coadjuvante, daquela que acolhe sem julgar, do amor incondicional. Não é atoa que se ouve dizer que a mulher é mãe por natureza, não há escolha. Nisto, poderíamos fazer até um ensaio, uma tese ou um simples artigo sobre a luta feminina pelo poder de escolha quanto aos seus corpos, dissertar sobre o corpo da mulher como máquina de reprodução humana e do patriarcalismo, contudo, não quero entrar em diretrizes sociológicas, só digo o seguinte, quando há escolha sobre ser ou não mãe e escolhemos não o ser, é fato que somos imediatamente julgadas, enquadradas como loucas, malévolas ou sem coração.

            O esteriótipo de mulher-mãe, condiciona todo um gênero a uma linha direta com o destino, pois, depois de dar à luz, a mulher se torna um ser imutável, intocável, santificada. Seu destino acaba ali, somente à espera do fechar eterno dos olhos.

            Por outro lado, a mulher enquanto ser sexual, deverá guardar-se para um único homem, jamais, deverá gozar da liberdade do seu corpo lhe pertencer. A sua sexualidade deverá ser sempre escondida, como dizemos os brasileiros, “santa perante a sociedade e prostituta na cama”. Ademais, fruir de um variado número de parceiros sexuais, a torna tão somente objeto de satisfação da luxúria, descaracterizando todo o seu ser humano quanto dotado de diversas personas.

            Nos casos em que a mulher escolhe e goze de sua liberdade, deverá se preparar para rejeições, comparações, preconceitos e diminuição perante às demais. Isso cria entre as próprias mulheres, competições imaginárias em que aquela que não segue os instintos do seu próprio corpo, portanto, reprime-se, é a mais elevada dentre as mulheres. E, neste pronto, permita-me utilizar de um exemplo que logo me fará ser acusada de heresia, mas é evidente essa concepção da mulher como ser fora do alcance sexual quando pensamos em Maria, Mãe de Jesus Cristo que, intocada fora capaz de conceber um filho.

            Falando em liberdade, há aquelas que trabalham, comumente realizam dois ou três turnos, cuidam dos filhos, da casa e do marido que costuma dar mais trabalho do que os demais. A ele, ela deverá ser a esposa que se mantém dentro da fantasia patriarcal, muitas vezes a cópia da sogra, (neste momento, Édipo, se tivesse de fato existido, se reviraria no túmulo, mas como não, deixamos para Freud as movimentações pós-morte). O próprio cenário trabalhista em que homens e mulheres embora exerçam a mesma função, paga maiores salários a eles, contribui com o quadro apresentado.

Logo, não é incomum observarmos as mulheres insatisfeitas, cansadas e desanimadas com a própria vida, desde as que ainda não se casaram e moram com o companheiro, namorado ou noivo. Não são poucas as notícias que retratam esse quadro, contudo, continuamos também a ser uma das peças desse maquinário que cria homens de forma diferenciada do que cria mulheres, concedendo a estes privilégios e deveres em razão do gênero a qual pertencem.  

            Não podemos esquecer daquelas que se permitiram conhecer e tiveram a coragem de seguir com os seus desejos, revelando o amor por outra mulher. Trata-se do estágio temido por muitos como o fim da procriação humana ou da própria humanidade. Não consigo imaginar os preconceitos, os desafios e até aqueles momentos em que, por mais que não haja segundas intenções nas perguntas feitas, mas tão somente uma curiosidade ou qualquer outra denominação que me foge pela ausência de vivência e saber, haverá de se ter no mínimo paciência para responder (é claro, se o quiserem).

            A vontade feminina dominada sob o poder patriarcal poderia ser exemplificada como o chamado efeito observador, numa explanação simplista e que, porventura poderá exaltar os ânimos de um especialista (e logo, já peço perdão), trata-se de um fenômeno da física quântica em que a mera observação poderá alterar o estado de uma partícula. Dessa forma, o simples apontar de dedos é capaz de modificar prontamente todo o comportamento de uma mulher, moldando-o ao que se espera, ao desejado.

            Por conseguinte, tornamos alvos fáceis, manipuláveis, dessa forma, não seria surpresa que caso uma mulher voltasse os olhos a dita tal liberdade ou ao simples questionamento, pilar de todo o conhecimento humano, sermos coibidas e por vezes, agredidas para voltarmos a ser o que acreditam que somos. Assim, quantas de nós conhece um caso de relacionamento abusivo? Talvez, a melhor pergunta seja: quantas de nós nunca ouviu falar em um caso de relacionamento abusivo, tóxico?

            Portanto, surge a questão sobre o que fazer com tantas informações?

            “O essencial é invisível aos olhos”, a frase retirada do livro “O pequeno príncipe” de Antoine de Saint-Exupéry não poderia encaixar melhor nesta próxima fase. Não conheço algo tão forte no ser humano quanto a sua intuição. Intuição nada mais é do que o conhecimento daquilo que não se pode explicar, é a vontade sem razão. O levantar de uma mulher começa no seu autoconhecimento.

            Conhecer-se é a primeira etapa antes do se aceitar e, posteriormente, o amor próprio, tão pouco cultivado entre todos nós, raça humana. Algo que aparentemente, simples, suave, mas que depende de uma qualidade essencial que é auto-conhecimento e o perdão. Perdoar quem você foi, as coisas com as quais concordou e aquelas em que simplesmente ficou em silêncio. O silêncio às vezes cura e às vezes corroí. Eis o meu desejo a todos e todas, o auto-conhecimento, o amor próprio.

            Por outro lado, não se pode considerar que o objetivo desse texto seja utilizar o autoconhecimento como resposta padrão aos métodos de repressão da vontade feminina, limitar o pensamento seria novamente enquadrar uma ação a um novo movimento. O que se prega é a liberdade de questionar, a livre escolha de manter ou erradicar um comportamento, escolhendo aquilo que a faz sentir melhor e, por fim, não trabalhar sozinha, vez que somos uma rede viva de seres humanos, homens e mulheres. Ora, não se pretende fazer uma guerra dos sexos, mas a difusão do cenário atual é necessária, instigar o questionamento e a manutenção e ampliação da liberdade.

            Enfim, o leitor deve estar se perguntando que este texto não possui uma linha direta de raciocínio levando-o a uma opinião determinada ou talvez uma crítica, contudo, já adianto, fazendo uma metáfora, a vida não se trata de preto e branco, sim e não, dualidades, a nossa própria existência não possui fundamento, simplesmente vivemos até o dia que nos é permitido. Assim se faz este texto, uma junção de pensamentos sobre a realidade que, assim como ela não possui um final predeterminado, possível de expectativa. Os textos, na minha opinião, devem permitir o leitor a divagação, a construção do seu próprio final, permitir o direito à escolha, assim como, deveríamos ter nos permitido, mulheres, há muito tempo, mas tudo bem, omnia tempus habent.

 

 

 

 

Referências

 

SITE INOVAÇÃO TECNOLÓGICA. Efeito do Observador faz energia fluir contra a corrente. 23/10/2017. Online. Disponível em /...uir-contra-corrente. Capturado em 24/05/2020.

COMO a desigualdade no pagamento entre homens e mulheres prejudica a economia brasileira.

Luiza Franco e Paula Adamo Idoeta. BBC News Brasil em São Paulo. Disponível em: <https://www.bbc.com/portuguese/brasil-46655125> Acesso em 24/05/2020.

 


 

 

[1] Abogada, Investigadora de la Redipal, contacto: halfeldadvogada@gmail.com

El mensaje del foro es editado por Estefanía Paola Cuello Jul 20 '20



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                              Me siento mucho más fuerte sin tu amor 


 Josefina Maharbiz[1]

Argentina

 

El amor romántico, a través del cual lxs seres humanxs construimos la mayoría de las relaciones que establecemos, no nos presenta una forma de fortalecernos ni individualmente ni en lo colectivo. Pensemos en la tan popular "media naranja", pareciera que según el dicho popular, siempre necesitamos a un otrx para poder estar completxs[2], y por supuesto no es así.

            En este sentido quiero citar la frase: “me siento mucho más fuerte sin tu amor” - un fragmento de una cover muy bello del querido Charly García[3]- malacostumbradxs a este tipo de amor nocivo y dañino, resuena todo el tiempo esta  frase en mi cabeza.

Dando una vuelta de tuerca a esto, la maternidad planteada con los cánones de la cultura patriarcal en la que vivimos y nos desarrollamos se presenta como algo que nos viene a completar -la media naranja de lxs cuerpxs gestantes- y completamente romantizada. La realidad es que muchas veces una se siente más fuerte y menos vulnerable sin tener que compartir su cuerpo y sus días con un otrx que viene - más allá de descubrir que un hijx desadx es las cosas más hermosas que podemos transitar- de alguien  que viene a sacarnos parte de nuestra autonomía y seguridad; y por ende, no nos completa absolutamente nada. Todo lo contrario, muchas veces nos debilita (siempre pensando en los términos patriarcales en los que se nos plantea la maternidad a lxs cuerpxs gestantes).

Sabemos y nos imaginamos que desde el primer instante en que empezamos a gestar, todo será cuesta arriba. Porque más allá de que vivimos en una sociedad bisagra en estos temas, las mujeres seguimos siendo las que postergamos nuestra individualidad y desarrollo personal y profesional por tener que ocuparnos, casi por imposición divina, de las tareas de cuidado.

 

Mi experiencia personal

 

Sólo quedaban recuerdos de una adolescencia con algún enamoramiento sin racionalidad, y una crianza en un pueblo pequeño en el  que decía: “si me quedo en el pueblo tendré muchos hijxs, porque sino qué voy a hacer”.

Lejos quedó esa adolescente que podía llegar a tener en sus planes quedarse en, Noetinger[4] su pueblo natal en Córdoba (Argentina), y convertirse en una multípara sin causa.  La decisión parecía ser clara, NO QUERÍA SER MADRE.

Como la mayoría de las cosas suceden, muchas veces, sin que una las busque. Pasó: quedé embarazada. Aunque en Argentina el aborto no es legal tuve el tiempo y el privilegio de poder decidir qué hacer. Finalmente decidí seguir adelante con el embarazo. Esta historia no tuvo un final feliz -o quizás sí a la larga- a las pocas semanas perdí el embarazo. Un aborto espontáneo por el que fui maltratada en el Sanatorio en el cuál me atendí, porque nunca está demás la violencia obstétrica, por las dudas haya sido un aborto inducido.

Ese hecho inesperado  hizo que me preguntara nuevamente que quería yo - mi nueva yo- con respecto a la maternidad. Por un lado “el deber ser”, inculcado durante tantos años en nuestra cultura machista y patriarcal: “la realización de la mujer se da con la maternidad”. Y por el otro lado, todo el nuevo bagaje teórico adquirido en el camino de la militancia feminista.

La pregunta del millón: ¡¿Qué es lo que realmente quiero yo?! La respuesta no la tengo, hasta el día de hoy sigo preguntándome si ser madre fue lo que genuinamente quería.

Aunque no existió - ni existe hasta el día de hoy- una respuesta rotunda y clara, decidí que quería tener un hijx. Me convencí de eso.

 

El embarazo

 

Rápidamente llegó, fue una noticia feliz. Esa rapidez hizo que casi fuera uno solo con el embarazo anterior -podríamos decir que fue un embarazo de elefanta- se hizo eterno. Decidí que no quería leer pilas de libros sobre el tema, ya tenía demasiada confusión como para sumarle más interrogantes a una cuestión tan compleja. Me abrumaba de sólo pensarlo. Sólo leí algunos testimonios -desgarradores por cierto- de mujeres que hablaban del tema sin ningún tipo de reparo en el statu quo.

La realidad es que no fue un embarazo complicado, pero sí con muchos miedos por la pérdida reciente del embarazo anterior.

No lo disfruté, no me gustó y dudo mucho decidir pasar nuevamente por esta experiencia.

Trabajo en política, y el año pasado fue un año muy particular en Argentina, hubo elecciones nacionales y en un contexto donde lxs peronistas[5] teníamos que dar todo[6]en la cancha para poder ganar. El embarazo te enlentece y te restringe muchas actividades. Todo cuesta el doble, o por lo menos así me pasaba a mí.

Por otro lado lxs medicxs, la verdad pase por varixs y obviamente pasé nuevamente por la tan conocida violencia obstétrica, tuve el privilegio de poder cambiar e ir probando con diferentes profesionales. Reconozco que nunca logré estar conforme con respecto a este tema. Aunque con mi obstetra terminamos en óptimas condiciones, a lo largo del proceso nuestra relación fue bastante turbulenta. Todas las relaciones que tuve durante el embarazo fueron turbulentas, yo estaba turbulenta.

            No era mi yo de antes, estaba poseída por las hormonas, el cansancio, las restricciones (¡el ciagarrillo!), la falta de mi cuerpo. Sí, ese cuerpo que era mío, ya no me pertenecía a mi sola. Suena egoísta, pero de repente hay que compartirlo, y no queda otra.

Todo este arsenal de sentimientos se vuelve mucho más pesado en el momento dónde no podés expresarlos. Porque si lo haces sos una especie de hereje, quejoso, loco y malvado.

Bruja.

Ni hablar, de tener que escuchar a toda la horda de personas “bienintencionadas”  que te dan sus opiniones y consejos, los mismos que una nunca pidió.

Una madrugada repentina y sin aviso, el bebé -que aún no tenía nombre- decidió avisar que estaba listo para dejar mi cuerpo y así poder comenzar ambxs  el proceso de comenzar a ser dos seres individuales.

No sé porque razón nunca le tuve mucho miedo al parto, será que el embarazo me parecía tan feo, que lo veía como una especie de fin de la tortura. Fue un parto lindo, correcto, amoroso y rápido. Respetado. Muy privilegiado.

 

La maternidad

 

De repente así de un segundo a otro, sin entender nada, te convertís en madre.

La primera impresión cuando ví a mi hijo no fue esa que contaban en las películas de conexión instantánea, no comprendía la situación. De repente tenía un bebé arriba mío, moradito, pequeñito (se me caen las lágrimas mientras tipeo) y era mío -o por lo menos lo era en ese momento-, yo era su mamá.

Tarde unas horas en caer. Ese día fue mucha gente, yo estaba muy abrumada.

No tenía idea de nada, no podía decidir nada (lo repito porque era mi única sensación en un loop eterno).

La realidad empieza el día que llegas a tu casa, y seguís sin entender nada.

Ahora sí, llega todo junto:

                                           ¡tareas del hogar vengan a nosotras!

Todo lo que diga acá no sonará extraño.

Nos toca a las mujeres llevar a cabo todas las tareas domésticas o la gran mayoría, no solo porque los varones se desentienden (hola machismo) sino porque indefectiblemente una también está infectada por este otro virus temible que es el patriarcado. Entonces se vuelve imposible  no  querer ser la madre perfecta que hace todo. Pero también, ¿cómo no voy a ser la profesional perfecta que tengo que ser?

Bueno, la realidad.

Todo no se puede.

Hay que elegir, hay que entender que una no puede con todo, que somos seres falibles.

Pero qué difícil es todo esto, ¿no?

Creo que el puntapié inicial para poder lograrlo es decirlo, poder ponerlo en palabras, no guardarnos nada y acompañarnos siempre. Tejer redes. Abrazar siempre a la compañera que tenemos al lado.

No hay recetas mágicas, no hay libros, artículos, ensayos, ni cuentos que nos digan que es lo correcto.

Mientras tanto, hablemos, descarguemos, escribamos y por sobre todo seamos SORORAS y amplias.

 

[1]Josefina Maharbiz: Estudiante de Lic. en Gestión de políticas públicas, Diplomada en Géneros y movimientos feministas, Parte Creadora y Organizadora de la Feria del Libro Feminista (FilFem), Madre y Mujer feminista. Contacto: josefinamaharbiz@gmail.com

[2]En el texto se utilizó lenguaje inclusivo como parte de la convicción que tengo como autora de su importancia que tiene este para evitar caer en el binarismo que nos acota las opciones genéricas.

[3]Carlos Alberto García, conocido como Charly García (Buenos Aires, 23 de octubre de 1951), es un músico, compositor, multiinstrumentista, arreglistaautor, cantautory productorargentinode rock. Es considerado un ícono del rock argentino.

[4]Noetinger es una localidad argentina, ubicada al sudeste de la provincia de Córdoba, dividida entre los departamentos Unión y Marcos Juárez . Con una población estimada de 5000 habitantes.

[5]En muy resumidas cuentas el Peronismo es un movimiento político argentinosurgido a mediados de la década de 1940 alrededor de la figura de Juan Domingo Peróny un considerable número de sindicatos. Hasta el día de hoy sigue vigente.

[6]“Dar todo en la cancha” es una expresión que usamos lxs argentinxs para decir que hacemos todo lo que está a nuestro alcance para lograr nuestro objetivo.

El mensaje del foro es editado por Maria Carolina Estepa Becerra Jul 20 '20



Eva colectiva

 


¿Por qué la limpieza del hogar y las tareas de cuidado son comúnmente asociadas a las mujeres?

 

María Cristina da Silva[1]

Argentina

 

            Pensar o hablar sobre estos temas, nos lleva casi de manera directa a pensar en las mujeres.

Las tareas de cuidado y limpieza, fueron y son asignadas históricamente a las mujeres de la familia. De hecho, es una imagen típica de hogar, la madre cocinando, sirviendo la mesa, las niñas lavando los platos, si, las niñas, porque siempre son las niñas. Mientras, los niños con suerte acompañan algún día al padre al trabajo, u observan cómo arreglar el auto o algún artefacto.

            Como mujer, cuya niñez transcurrió en los años 90, crecí viendo como estas imágenes se reproducían en todas las casas, en la mía, en las de mis amigas, y en las de mis familiares.

            Desde aquellos tiempos comencé a cuestionarme, ¿por qué nosotras y no ellos? Ese interrogante dió siempre vueltas en mi cabeza, incansablemente.

            Lo cierto es que es una de las principales aristas del patriarcado, la idea de que el lugar de la mujer está en el hogar, en la cocina, ocupándose de las tareas domésticas. Y esta idea se impuso tan fervientemente que hemos llegado a naturalizarla. De hecho, la naturalizamos a tal punto, que hasta sentimos culpa cuando no queremos cumplir ese rol.

            Ser mujer y querer crecer profesionalmente, no desear hijos/as, no saber cocinar, o ser descuidada con las tareas del hogar, son cuestiones que no van de la mano.

            ¿Cuántas veces hemos escuchado, “si sabés cocinar, ya te podés casar”? Pareciera que no tenemos opción, si somos mujeres tenemos que aprender a cocinar y limpiar en nuestra niñez, para luego casarnos y quedarnos en nuestros hogares a cuidar a nuestros maridos e hijos/as.

            Toda nuestra vida es diagramada cuidadosamente, con vocación de servicio, de servicio al hombre y a la familia.

            Es así que el núcleo familiar de base cumple con reproducir este estereotipo instalado socialmente, y asigna a las mujeres este rol, que termina siendo su identidad.

            De esta manera, no solo se condena a la mujer a este papel, sino que además, se invisibilizan las labores domésticas y de cuidado.

            En este sentido, Silvia Federicci dice: “... la jornada laboral que efectuamos para el capital no se traduce necesariamente en un cheque, que no empieza y termina en las puertas de la fábrica, y así redescubrimos la naturaleza y la extensión del servicio doméstico (...) Porque tan pronto como levantamos la mirada de los calcetines que remendamos y de las comidas que preparamos, observamos que, aunque no se traduce en un salario para nosotras, producimos ni más ni menos que el producto más precioso que puede aparecer en el mercado capitalista: la fuerza de trabajo”. (El patriarcado del salario; 2018).

            Las mujeres, aún cuando no salimos a la calle, aún cuando no cobramos un salario, aún cuando no crecemos profesionalmente, producimos. Y en los casos en que tenemos el privilegio de poder realizarnos profesionalmente, también producimos hacia dentro de nuestros hogares. Porque, lamentablemente, pocos son los casos en los que podemos librarnos por completo de nuestro rol asignado.

            Es decir que tras cada estructura del capitalismo, hay mujeres, mujeres produciendo fuerza de trabajo, retroalimentando este sistema.

Es que, la familia en sí mismo, con el lugar asignado a la mujer, es la base para la reproducción de la fuerza de trabajo.

Es así que, tener otro empleo, uno remunerado, como dije más arriba, tampoco nos libra, solamente nos quita tiempo y nos agota aún más.

            De esta manera, la modernidad, ha creado la “mujer multifunción”, una especie de mujer todo terreno, que debe salir a trabajar 8 o 9 horas diarias, cuidar a sus hijos/as, ayudarlos con las tareas, alimentarlos, limpiar la casa, cocinar, e intentar tener una vida.

            Es aquí, entonces, donde podemos apreciar mejor la doble explotación que sufrimos las mujeres, ya que ser productivo, en términos marxistas, es ser explotado, y a las mujeres no se nos ha dado solamente el derecho a trabajar, sino que nos ha impuesto el derecho a trabajar más, a ser más explotadas.

            La mujer entonces, es un órgano crucial del núcleo familiar, y del capitalismo en sí. Y es justamente por la función que cumple, es que su trabajo hacia dentro del núcleo familiar debe ser invisibilizado por el capitalismo.

            Con esto quiero decir que, si las mujeres tomamos plena conciencia del rol que históricamente el capitalismo y el patriarcado nos han asignado, estaríamos dando el puntapié inicial para desmantelar la estructura que han construido.

            Pero es tan difícil corrernos de ese lugar. Sobretodo cuando nos han educado para eso. Nos han criado creyendo que el trabajo de nuestras madres y abuelas era “amor”.

            Me he cansado de escuchar anécdotas, recordadas con un dejo de nostalgia, sobre aquellas madres o abuelas que cocinaban para toda la familia, durante todo el día, y se encargaban de cuidar a los niños/as, servir a los hombres, y luego realizaban la limpieza. Pero las recordamos como algo grato, como una demostración de amor, cuando deberíamos recordarlas con tristeza. No se piensa en el sufrimiento de esas mujeres, en su día a día, en cómo es estar las 24 horas al servicio de la familia, sin descanso y sin salario, acorraladas en una vida de agotamiento eterno.

            ¿Por qué será? Porque no solo nos crían para cumplir ese papel, sino, porque nos hacen creer que todo este trabajo no pago, es amor.

            Pero si ese trabajo, de esas madres y abuelas, hubiera sido reconocido, si hubiera sido recompensado, hubiera generado independencia, menos desgaste por parte de esas mujeres, y consecuentemente, fuerza, fuerza para luchar, para revelarse.

            Pero hoy, aunque aún nos encontramos lejos de la liberación, habiendo dado el movimiento feminista grandes pasos hacia ella, estamos un poco más cerca.

            Ahora nos toca unirnos, tejer redes, y visibilizar. Pero por sobre todo, luchar juntas para corrernos de este rol que nos mantiene esclavizadas.

 

 

[1]Abogada, profesora de Ciencias Jurídicas. Militante política y feminista. Integrante de la agrupación 13 de diciembre de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.



Eva colectiva

 


De cómo aprendí a amarme

 

Ana Eugenia Gómez[1]

Colombia

 

 

Desde que empecé mi autodescubrimiento, casi que de manera obligada, porque nunca antes se me había pasado por la cabeza que eso fuera necesario, porque una cree que se conoce, pero, al menos, en mi caso, no era así; empecé a pensar también en la posibilidad de escribir o de alguna forma contar mi experiencia y de cierta manera  ser inspiración para muchas mujeres que como yo, hubiera o estuvieran pasando por algo parecido a lo que yo experimenté.

Para contextualizar, crecí en una familia siendo la cuarta de 5 hermanos, los tres primeros, varones, así las cosas, fui una niña muy ansiada y esperada. De igual manera, mi padre fue criado en una familia muy grande como era la costumbre de la época y muy machista, también. Eso era lo predominante y lo que yo podía observar cuando iba creciendo, una mamá sumisa, resignada, y un trato de mi padre hacia mi, asumo que queriendo ser sobreprotector, me educó como una niña incapaz de cuidarse y tomar decisiones por sí sola.

Y adivinen que?  Aprendí la lección!!

Cuando llegué a mi adolescencia y empecé a experimentar a relacionarme con el sexo opuesto, obviamente desde un lugar muy tóxico porque no conocía otro, desde la dependencia, la carencia y la falta de amor propio. Nunca me lo enseñaron. Nunca lo vi. Nunca lo aprendí. Pero eso no lo sabía, ni yo, ni mis padres. Ni nadie. Lo iba a aprender muchos años después.

Desde mis primeras relaciones de noviazgo, cuando se terminaban, sufría como nadie. Y como eso es lo que se considera normal, porque estas aprendiendo , etc . Lo dejas pasar  y sigues la vida. Craso error!!  Señales de alerta que nunca vi realmente!!

Ah, algo definitivo que empeoraba el panorama era el alcoholismo de mi padre ya que esto para mi cerebro, el aprendizaje era: tu papá está pero no está. Punto. Ausencia. Abandono. Estos fueron los aprendizajes en mi niñez en cuanto a lo que iba a ser mi futuro cuando estuviera en búsqueda de una pareja o alguien con quien compartir mi vida. El famoso príncipe azul del que tanto nos hablan.

Y  llegó el esperado momento…

Acababa yo de terminar mis estudios de Diseño de Ambientes en  la Universidad, los cuales realicé con mucho esfuerzo ya que trabajaba y estudiaba. Pero finalmente lo logré!! Adicional a eso me acababan de ascender en el trabajo que tenía en la empresa donde  llevaba siete años. Ahora era la administradora de una de las tiendas que acababa de abrirse en un  próspero centro comercial. Un muy buen panorama me esperaba. Alcancé a trabajar unos pocos meses apenas en ese lugar…pues…renuncié.

En mis últimas vacaciones había ido a reunirme con algunas amigas del  colegio en la ciudad donde crecí y decidimos viajar a otra ciudad cercana y encantadora a pasar el fin de semana. Estando allí fuimos a bailar y divertirnos. Y adivinen que? Ahí fui a encontrarme con mi príncipe azul. Wow!! Encantador, romántico, buen bailarín, generoso, ¿que más podía pedir?

Nada más les digo, mis amigas volvieron sin mí. Yo volví días después, al final de mis vacaciones, regresé a la ciudad donde estaba viviendo en ese momento. Abandoné amigas, abandoné mis vacaciones planeadas, abandoné a mi familia que me había recibido en su casa y además mi maleta con todas mis pertenencias. Ahí ya se vislumbraba mi futuro al lado del sujeto. Pero yo me sentía ciegamente enamorada. No podía ver. No sabía. No podía ver lo que no conocía.

A los 6 meses de habernos conocido, el viviendo en una ciudad y yo en otra. Con apenas llamadas telefónicas y un par de visitas para vernos, la de él, para pedirle a mi papá que se quería casar conmigo, cosa que nunca cumplió, afortunadamente!!! A los 6 meses!! Sin conocernos!! Esta bella angelita, que soy yo, de 27 años, abandonó todo otra vez, trabajo, familia, carrera y se fue al lado de quién pensaba, estaba locamente enamorada…

A los dos meses de estar viviendo con él, quedé embarazada. Lo mejor que me ha pasado en la vida. En ningún momento me cuidé de no quedar embarazada, porque si hay algo de que estuviera segura en ese momento era de querer ser mamá, aunque ahora viéndolo bien era una locura!! ¿Qué más se podía esperar?  Yo no tenía un norte. No sabía donde empezaba ni donde terminaba. Yo no llevaba mi vida. La vida me llevaba a mi.

La satisfacción más grande en este momento de mi vida es poder ver a mi hija, una profesional exitosa y orgullosa de quién es su mamá, ahora que se sanó. El mejor legado y herencia que le he podido dejar a ella. La mejor lección para su vida.

Yo no quería que la historia se repitiera.  Ella es una maestra para mi, enfocada, sabe lo que quiere y para donde va. No me pregunten cómo pero eso lo logré yo, en medio de mi desastrosa vida tuve la lucidez para hacer bien, gracias al cielo, esa tarea. Fui una mamá al 100% de dedicación a mi hija. Cuidandola y tratando de que no viera la triste realidad en la que vivíamos. O vivía yo.

Durante el corto tiempo que tuve para conocer a mi pareja alcance a ver ciertos comportamientos pero en ese momento no los vi como realmente eran. Los confundí con amor hacia mi. Además no era consciente de que estaba buscando un papá. Al que siempre estuvo ausente. Y adivinen!!! Me lo conseguí igual!! Ya les dije que soy muy buena aprendiendo las lecciones. Me conseguí a un Alcohólico. ¿Saben porque? Porque eso es lo que conocía ese era mi patrón aprendido. Yo había visto a mi padre beber, aunque no me gustaba que lo hiciera, no era agresivo ni con mi madre ni con nosotros.

En realidad no sabía que mi padre era alcohólico. Ni lo que era el alcoholismo y todo lo que eso conllevaba. Entonces , el que yo me busqué y encontré además de que era alcohólico, era posesivo, controlador, celoso, etc. Hoy entiendo que con mi falta de amor propio, falta de confianza en mi misma, inseguridad, etc. No podía atraer otra cosa que no fuera lo igual. Atraemos lo igual.

Bueno, así pasé 20 años!! Veinte años!! Fue el tiempo que me tuve que tomar para aprender y al final de los cuales fui capaz, porque el miedo no me lo permitía, de dejar a esa persona tan tóxica para mí. No hablo de que sea mala persona, es él con sus enseñanzas y patrones aprendidos y heredados también. Él también había visto lo que yo en sus padres. Él tampoco conocía otra cosa. Hoy en día somos amigos y tenemos la mejor relación posible en pro del bienestar de nuestra hija. Al principio no fue así, pero hoy puedo por fin decir que fue lo mejor que pude hacer y doy gracias al Universo por mi decisión. Tanto la de separarme, como la de seguir siendo amigos.

Pero la historia no termina ahí!! No, no ,no. Yo no había terminado de aprender. Porque no aún, no del todo, había terminado, aunque esto nunca termina, es un proceso constante, pero apenas estaba empezando con mis terapias, retiros, meditaciones, lecturas de libros, lo que fuera necesario y nunca es tarde para hacerlo, para mi autoconocimiento, autovaloración, autoestima y todo lo que requería para poder seguir con mi vida y poder encontrar por fin la felicidad, y la luz, que tenía dentro de mi y mis propias creencias establecidas y mis patrones aprendidos no me dejaban ver.

Estando yo en mis primeras terapias, a las cuales empecé a ir porque a pesar de ser yo quién se quiso separar, me sentía deprimida, perdida. Me tomó un tiempo retomar el norte. Un día cualquiera conocí a alguien a donde asistía para un tratamiento médico. Como a los seis meses de estar en el tratamiento me invitó a tomar un café. Yo en ese momento no quería nada con nadie pero insistió y acepté. Pasó por mí a mi trabajo, y fuimos a cenar.

Hablamos y luego me llevó a mi casa. Como yo aun no estaba fortalecida del todo en mi, adivinen ¿qué atraje? Otro igual. Dependiente emocional. Inseguro. Adicto. Manipulador. Tal cual el primero, estas características las tenía también el primero. Aún así, sin conocerlo otra vez, ahora si mejoré el  record de tiempo. A los dos meses. Dos meses!! Me fui a vivir con él.  Y otra vez, abandoné mi apartamento donde vivía con mi hija, quien ya era universitaria y mayor de edad. Y quien obviamente no estuvo de acuerdo en cometer la locura de ir a vivir con un desconocido. En el trabajo si continué, ya que era lo que me proveía para el sostenimiento de  mi hija y su universidad.

Bien, al principio, fue perfecto. Por fin!! En mi cabecita pensaba que había encontrado al hombre perfecto. Esa era su fachada. Al año de estar viviendo juntos empezó a mostrar su verdadera cara, asumo que se cansó de mantener algo que no era. El hecho de que fuera adicto si me lo había contado pero otra vez no le di importancia. Es su vida y ya es adulto. El sabrá que hacer con el tema. De nuevo, no sabía lo que conllevaba ser adicto a una sustancia.

En mi afán de agradar y de ser la mujer perfecta para el empecé a ceder a sus requerimientos. Para que no me fuera a dejar por no hacer lo mismo, lo empecé a acompañar en  su vicio. Y les puedo decir que soy de las personas que nunca, pero nunca en la vida había  probado nada. Ni había sentido curiosidad por hacerlo. Ni necesidad. Y no era un solo vicio, son todos los que arrastra tener una adicción y la energía oscura que trae consigo.

Así duré dos años, hasta que empecé a reaccionar y darme cuenta que esta no era la vida que yo quería para mi. Aunque tenía todas las comodidades económicas. Me había abandonado finalmente a mi misma. A algo que yo odiaba y había juzgado siempre. Pero bueno ese era mi aprendizaje. Tenía que vivir todo lo que viví para entender a todas las personas que lleguen a mi vida y para quienes quiero ser una inspiración , sin juzgarlas.

De eso hace aproximadamente dos años y medio. Hoy en día soy la mujer más feliz de ser yo! Me convertí en artista, en maestra reiki y estoy preparándome en otras terapias. Quiero ser coach. Y estoy preparándome para serlo.

Tengo mi marca personal y estoy en el proceso de sacar una línea de productos de decoración y prendas de vestir amigables con el medio ambiente. Finalmente me conocí, me valoré, me amé, me acepté. Pude dejar salir  la luz dentro de mi y poder compartirla con el universo y con las personas que lo necesiten.

Vinimos a este planeta completas, plenos y felices, pero, las creencias, y los paradigmas de la sociedad nos sacan de nuestro centro, nos hacen pensar que la felicidad está afuera, en la pareja, el trabajo, etc. Cuando en realidad está dentro de nosotras mismas. Somos perfectas, suficientes, completas.

 

Somos el amor. El amor propio.

 


[1]Artista colombiana, @AnaEartesanador

Adjuntos:
  10.EvaColectiva_AnaE_Gómez.pdf (89Kb)



Eva colectiva



Cultiva tu propio jardín y no esperes a que te traigan flores

Desaprender, desamar, desobedecer, ideas para ser una mujer libre y feliz

 

María Carolina Estepa Becerra[1]

Colombia

 

Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotras.

                                                                                                        Foucault para encapuchadas, Manada de lobxs.

 

Resulta inconveniente hablar de las mujeres y de los hombres en el marco de la generalización. Lo femenino y lo masculino, más allá de la forma humana en la evolución del óvulo y el espermatozoide, es de lo que estámos hech@s los visitantes del ecosistema humano.

Los estereotipos sociales impuestos como modelos de lo único y bueno, al ser hetero-normativos, patriarcales, han imposibilitado un punto medio de encuentro entre las formas de lo humano. La mujer escribe para la mujer, el hombre para el mundo, ¿cuándo, simplemente, los dos seremos mensaje?

La comparación y la competencia establecidas entre varones y mujeres como un hecho natural, tienen un efecto de poder y lucha permanente de los unos contra las otras, simplificando a los contrincantes al categorizarlos en niveles de superior, inferior o igual, ubicándonos en un campo de guerra sexista interminable.

Estas clasificaciones desconocen que a todos los seres humanos, las situaciones subjetivas nos hacen profundamente diferentes, en palabras de Hannah Arendt, en La condición humana, hay que recordar que “la pluralidad es la condición de la acción humana debido a que todos somos lo mismo, es decir, humanos, y por tanto nadie es igual a cualquier otro que haya vivido, viva o vivirá”, lo que hace de los discursos de los universales de igualdad de género una falacia, poco y nada deseada, y mucho menos posible de realizar. No se puede ser igual a ningún hombre, ni a ninguna otra mujer, más allá de las formas humanas. Lo posible, será el respeto al derecho a ser diferentes, en la elección de poder ser humanamente libres, donde cada persona elija ser sí misma con todas sus consecuencias.

La opresión expresada por las mujeres no es imaginaria, ni un asunto de moda, pero no la eliminaremos con más opresión. Las mujeres queremos un mundo con posibilidades de ser, hacer, elegir, para relevar a los culpables y asumir la responsabilidad de sí mismas.

Este breve recuento muestra cómo una niña se educará, en preparación para el matrimonio, como institución social, para la maternidad como lógica de la especie que debe obedecerse ciegamente. El amor, lo buscará en los demás y lo explorará en su adolescencia, encontrándose en medio de la soledad y el abandono. Y en la madurez, se preguntará sobre sus patrones de obediencia, los que le permitirán observar su vida en el descubrimiento de sí para comenzar a desobedecer y éste será el inicio de su empoderamiento. De santa a bruja.

Una historia, que es la historia de infinitas mujeres.

 

Aprendizajes: de cómo se nace y se hace mujer

Los seres humanos somos fruto del amor o del error, actos que vamos reproduciendo porque estamos hechos a prueba y error. La forma como se llega al mundo, marca el camino inicial para cada individuo, las bases de su formación están en lo que deciden sus progenitores, el resto, será hacer conciencia de esos aprendizajes y empezar a desaprenderlos, para ser libres y autónomas. 

¡Es una niña! Será la exclamación al nacimiento de una mujer, que irá al molde que la familia y la sociedad tienen preparado para ella, en donde se formará con las características, cualidades y habilidades que debe tener toda buena mujer.

Con el precepto del pecado original, de connotación religiosa creado por Tertuliano, en el siglo II, comienza la desventaja. Así, cuando se hace responsable a Eva, mujer, de la desventura de Adán, quien pasará a estar representado en cada hombre, al invitarlo al pecado, no de comer manzanas, sino de disfrutar de sus sexos, lo que les genera la expulsión del paraíso. Ese lugar del que nadie más tiene conocimiento ya que ellos fueron los únicos testigos.

Se juzga y condena a Eva, junto a toda su prole de féminas, quedando eternamente como perpetradoras de tal maldad. Así, desde el origen, la mujer, quedará ligada a la deuda eterna e impagable con el género masculino, que la hará merecedora de sus cargas en adelante, como parte de su naturaleza de mujer, culpa y pecado, las acompañarán por siempre.

La expulsión del paraíso, va a producir en la vida de la mujer una culpa original, que sólo se podrá expiar con la misma religión, paciencia y resignación, serán su fórmula de vida. Muy hábil Tertuliano, qué bueno, que dejamos de creer en esas historias y ahora que queremos liberamos a Eva, para redimirnos juntas, sin cargas ni culpas, para que reine el libre albedrío.

Entonces, descubrimos que esta vida de condena, tiene un límite y es el que impone cada mujer cuando despierta y decide cambiar sus creencias para emprender nuevos rumbos. 

De las primeras cosas que se debería enseñar a una mujer, es a reconocer su cuerpo, a descubrir y amar su naturaleza, el identificar a su vagina como una flor única, como toda ella, como la rosa que cuida y admira El Principito. Pero no, la educación no está dirigida para el uso de los placeres y el goce del cuerpo, sino a la maternidad. Y lo uno no va ligado a lo otro, hay embarazo sin orgasmo, miles de felices orgasmos que no embarazan, sexo sin placer ni embarazo, sexo no consentido, sexo aburrido y buen sexo con amor. Aclarando, que en la vida no todo va a ser follar. Como muy bien lo interpretaba el español, Javier Krahe 

Los juegos de niñas, las ollas, las muñecas, el maquillaje, marcan su destino. Su vida está hecha para el cumplimiento de requisitos sociales, la educación confesional, la familia, la religión, en lugar de liberarla, la llevan a la sumisión, a la obediencia, la llenan de cargas que fortalecen sus miedos e incapacidad, en espera de rescates de hadas y de príncipes imaginarios que nunca llegarán a salvarla.

Frases como: ahora que sé cocinar ya me puedo casar, la inducen a querer cazar a los hombres que encuentra en su camino, a todos los que conoce los escanea con ojos de candidato para marido, al que entregará su tesoro más preciado, la virginidad, que ha sido administrada y cuidada por su familia, donde padre y madre decidirán en la edad núbil el momento oportuno y con su bendición la entregarán al mejor postor, para que continúe como su guía.

Perdida la virginidad, será el sexo y sus juegos los que le permitirán conocer que tiene a su alcance otra forma de control, también de chantaje. Su control lo aplicará a los hijos, a la economía del hogar y a su marido, convirtiéndose en su gran error ya que el control que se debe buscar, no es sobre los hombres, sino lograrlo para sí misma.

Nacer, crecer, reproducirse y morir. La mayor parte de las decisiones de la vida las tomamos en la edad de la ignorancia. Entre los 16 y los 20 años, edad en donde nos creemos grandes, pero realmente, no sabemos nada de la vida, es en donde se toman las decisiones más trascendentales, es cuando se eligen profesión, compañer@s de vida, o la maternidad, nos lo recuerda Milan Kundera, en La ignorancia. Aprender que la vida individual no termina con el matrimonio, la maternidad y la familia, será otro desaprendizaje.

Flores de primavera siempre risa y nunca llanto, ¿Qué amamos?

Abandono y amor, son emociones y sentimientos que afloran en la adolescencia y generalmente, serán transferidas como responsabilidad a los otr@s para que se hagan cargo de la felicidad propia. De parte del amor, devienen una lista de deseos y obligaciones, y como toda muestra de amor implica alguna clase de sacrificio, es ahí cuando nos convertimos en las mártires del amor. El amor paterno, filial, entre familia e hijos, el storge;  el romántico de la pasiones y sexual el eros; el que nace hacia todo lo humano, el ágape; el amor propio. Cada quien le da forma, color, olor, sabor, y pone música al amor, o lágrimas y dolor.

El miedo al desamor y al abandono, la conducirán por una parte, a la exposición erótica y cosificación del cuerpo como medio de seducción, y por otra, a la sumisión que consiste en el cuidado del amo, pues, se considera el acto amoroso de la mujer como un servicio que presta al hombre, lo cual hace que este aparezca como su amo y para darle un viso de igualdad, se le llamará cariñosamente, la ama de casa, haciéndola servil a todo lo que ella contiene. Todo a nombre del amor.

Por esta razón, la historia de la vida de algunas mujeres transcurre de hombre en hombre, así la liberación del padre de familia será a través del principe azul, con el encuentro de marido. Una vez surgida la nueva opresión, buscará la liberación con el amante. Y así, como Mesalinas, son las mujeres que multiplican las experiencias y dejan un amante tras otro, como las describe Simone de Beauvoir, en El segundo sexo, en ese afán falocéntrico ofrecido como el medio de protección y subsistencia, que las conduce a descubrir otro escenario, el de la temida soledad.

El miedo a la soledad es infundido, fortalecido con la incapacidad de tener libertad económica, entonces, se le enseña que el vacío sólo será llenado por un hombre. Así, marido e hijes, son las únicas posibilidades con las que puede realizarse como buena mujer. O al menos, esto es lo que se indica dentro de esta sociedad patriarcal heteronormativa.

Entonces, para garantizar el amor y la compañía se hace necesario firmar contratos, bendiciones, rituales, notarías y fiestas sociales que anuncian la entrega de su virginidad y un futuro en familia, para procrearse, con la promesa del amor y la fidelidad, hasta que la muerte los separe. Como una cadena perpetua.

Esta limitada oferta como opción de vida, hacía que las mujeres se libraran del camino de casadas, eligiendo la vida religiosa donde podían leer y escribir, por ejemplo Juana Inés de la Cruz (Mexicana, 1651-1695). Ya que, elecciones como estar solteras, no tener hijos, divorciarse, o ser lesbiana, aún generan entornos incómodos por personas que no aceptan otras realidades fuera de su caja.

Una reciente oportunidad va a ser la educación, la universidad y los libros son los que generan la transmutación de las almas femeninas. El futuro era oscuro, un camino, un devenir marcado y predecible. De pronto, una luz al final del túnel, las mujeres podíamos ir a la universidad.

Ahora, cenicienta no espera ni desea a un príncipe azul en el corsel blanco, ni besar mas sapos, o el marido millonario que la solvente.  Porque al mirarse al espejo, descubre que puede decidir, elegir ser ella misma, asumir su vida. Una dragona de alma libre y alto vuelo.

Para el efecto, solo le quedará deshacerse del fantasma de los males necesarios, como llaman al matrimonio, de los hijos obligatorios y los hombres impuestos. También de otras mujeres, de las madrastras malvadas y perversas como las de la historia de Gabriel García Márquez, en La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y su abuela desalmada, ya que todos estos fantasmas, son los que cortan sus alas. Por lo tanto, habrá de eliminarlos sin piedad, por su libertad, por el amor a sí misma. Cada una se busca a su verdugo y elige la temporalidad de sus males, los necesarios. De los que se la liberó con el derecho al divorcio, no hasta la muerte, solamente con el poder de decir NO MÁS.

Obediencia y aguante, no hay mal que dure 100 años

Me gusta preguntar a las mujeres sobre el momento en el que tomaron la decisión y sobre su experiencia de ser madres y si existiera la posibilidad hipotética de poder volver a elegir si tener o no hijos, en otra vida, qué elegirían. Su respuesta, casi al unísono, primero con la expiación de la culpa, aclarando que aman a sus hijes y que son una bendición, pero… que en ese ejemplo, decidirían no tenerlos, esto, para las que tuvieron la posibilidad de pensarlo, ya que para otra parte, nunca se lo cuestionaron, solo llegaron.

Generalmente, los hijes, suelen convertirse en la excusa de la tolerancia y en la espera de verlos crecer se soporta, luego serán la proyección de sus frustraciones que mi hije tenga lo que yo no tuve, que no sufra como yo sufrí, o que haga lo que yo no pude hacer. Y aunque cada hije venga con el pan debajo del brazo, los padres no dejan que quitarse el pan de la boca, para darlo a sus hijes. Amor y sacrificio unidos y constantes, se validan en la espera de soporte para la vejez, los nietos se convertirán en la última razón y alegría de su vida.

Los condicionamientos de lo correcto y lo bueno establecidos para la mujer, la van limitando de tal manera, que el silencio y la permisibilidad, son la compañía de su sonrisa triste, que convierte en su máscara de fortaleza. Hasta que, de repente, el dolor contenido se disparará en forma de incontinencia en las glándulas lagrimales o de palabras hechas discursos repetitivos llamados cantaleta. Esta histeria, siempre irá acompañada de la locura connatural adjudicada a sus ovarios.

Sus intervenciones son asociadas con la regla, como efectos limitantes a su pensamiento, de tal manera que está permitido descalificarla como sentimental, sensible, está en sus días, necesita desahogarse. Aprende a comunicarse en forma de llanto, gritos, o con el silencio de la mudez. Esta condición natural genera en algunas mujeres un profundo rechazo a su cuerpo y a su ciclo. En el mundo, aún existen comunidades que consideran que la mujer es sucia o está enferma durante el periodo menstrual, excluyéndola de todas las posibilidades de acción fuera de casa.

Sí, las mujeres vivimos 14 días en síndrome premenstrual y los 14 restantes en síndrome post menstrual. La luna, el sol, el aire, el agua, el fuego, hacen parte de nosotras, somos Tierra, somos cambiantes, entonces ¿por qué se nos exige ser siempre iguales? O, mejor ¿por qué tememos cambiar?

 

No esperes nada de nadie, todo depende de ti


Hay que cortar con todos los cordones umbilicales. El materno, familiar y social, pero, sobre todo con el propio, y con el que atamos al cuello a otros. Algunas madres permiten que los hijos pendan del mismo, hasta avanzadas décadas de su existencia. Son una clase de hombres, los hijos los que pasan de los brazos de su madre a los de su esposa, quienes reclaman los comportamientos y tratos de mamá, sumándole el sexo.

 El adquirir uso de razón, aprender a leer, a comunicarse , a observar, a tener criterio, nos lleva a de dejar de buscar culpables, superar la vida del drama de la telenovela, de mujer sufrida, abandonada, dolida, para hacernos responsables de sí mismas, de la vida y las decisiones donde decir NO QUIERO o NO ME GUSTA, es un diálogo que implica que el interlocutor también lo entienda y lo respete, ya que el sí, generalmente no es cuestionado.

Cuando se logra liberar a la madre y al padre también, junto a Adán, lo mejor, es que nos liberamos a nosotras. Ahora, libres , livianas, sencillas y sinceras podemos elegir el destino y pilotear la propia vida. Completas y decididas, podemos elegir un compañerx de vida, hijes libres, amores tranquilos.

Entonces, cuando miramos atrás y reconocemos que lo más importante no es lo aprendido sino todo lo desaprendido en este proceso que nos ha permitido ser nosotras mismas, almas libres, tranquilas y felices. Reconocemos que es un proceso que requiere desobedecer lo aprendido, dogmas y mentiras, como lo recuerda Carlos Medina Gallego, en Desamores, desaprendizajes y desobediencias, es necesario desobedecernos a nosotras mismas en lo que no somos y nos niega. Al policía interior, y al Estado terrorista que nos prohíbe actuar libremente y nos somete sin estar presente. Al mandato del corazón con amores que ofrecen esclavitud y exigen fidelidad.

No esperar nada de nadie, descubrir que todo depende de la voluntad, fuerza y acción que cada una le impone a cada instante de su vida, porque como dice Isabel Allende: “Uno viene al mundo a perderlo todo; hay que tratar de vivir en el presente”.

 

Catedrática por la solidaridad y la paz[1], Doctoranda en Derecho Constitucional, Universidad de Buenos Aires, Escritora, Abogada. Especialista en pedagogía de los derechos humanos, Magíster en Derecho Contractual Público y Privado. Investigadora de la Redipal. Contacto: carolinaestepa@gmail.com 

El mensaje del foro es editado por Maria Carolina Estepa Becerra Jul 24 '20



Eva colectiva


 

Eréndira, en letargo en tiempos del coronavirus

 

Cotty Carmona

México

 

Nuestra historia comienza en la región lacustre, así se denomina a la zona del Lago de Pátzcuaro, que en purépecha significa “puerta del cielo”, nuestros ancestros no se equivocaron al nombra a tan hermoso lugar, sus lagos azules y sus llanos dorados sin duda representan una creación celestial coronada con nueve islas: “Cabello de elote”, o sea Janitzio; Jarácuaro, que significa “el adoratorio de Xaracua”; Pacanda, que se traduce como “donde empuja el agua”; las Urandenes, conjunto de islas cuyo nombre significa “bateas”, y Yunuén, “media luna”. 

Eréndira, es el nombre de nuestra protagonista, en evocación de aquella princesa purépecha quien se resistiera a la conquista de los españoles robando un caballo; un monstruo desconocido, como venado gigante sin cuernos, cuyo temor a ser devorados hacia sucumbir hasta al más valiente de los hombres; cuenta la historia que fue Eréndira, una hermosa mujer, quien domó a aquella bestia de ojos de fuego y montándolo infundió a su pueblo valentía para enfrentar a los conquistadores. Como el lector podrá suponer, la historia oficial de México nada dice respecto de tal hazaña, probablemente porque no encuadraba en el estereotipo de mujer de la época.

La comunidad Purépecha es una etnia indígena que actualmente se concentra en el estado Mexicano de Michoacán; aún quedan vestigios de su resistencia a la evangelización; la iglesia católica construida en Tzintzuntzan, en su centro, cuenta con un patio con una cruz atrial, rodeada de jardines; aislada se observa una antigua capilla abierta o capilla de indios en forma de un portal, su fachada mira al patio atrial del antiguo Hospital de Indios enmarcada por una amplio arco de cantera al aire libre, rememora la mixtura de la adoración del Dios de los españoles con olor a incienso, en oposición de la creencia politeísta; en aquellos espacios abiertos los Purépechas adoraban al sol, a la luna y sus almas gozaban al aire libre[1]. La vida después de la muerte en la actualidad se conmemora con un gran festín al que acuden los espíritus de los difuntos cada año guiados por la luz de las velas, por el color de sol de la flor de cempasúchil y el olor de su comida predilecta perfectamente dispuesta por los familiares del difunto en altares coloridos, quienes con cantos aguardan pacientemente a su ser querido, junto a su tumba, hasta el amanecer del día siguiente.

Tzintzuntzan[2], que en español significa lugar de colibríes, fue la capital del imperio Purépecha, localizada en el margen del lago, vio nacer y crecer a Eréndira, ahí experimentó arar la tierra saboreó pescado blanco endémico del Lago de Pátzcuaro y compartió con sus abuelas interminables charlas mientras elaboraban artesanías multicolores, alfarería de barro, juguetes de madera y cestería en tules.

La comunidad de Eréndira no ha sido exceptuada de los retos de la Nación. México es un país de grandes contrastes, los índices de pobreza y desigualdad que lo caracterizan hicieron estragos en su colectividad y si bien, a finales de la década de los ochentas los Purépechas se unieron en defensa de su patrimonio y el impulso de su lengua, lo cierto es que Eréndira vio a sus hermanos migrar a los Estados Unidos en búsqueda de mejores oportunidades, con el consecuente desarraigo de sus tradiciones; para ella fue un reto adaptarse a la cultura moderna; para progresar tuvo que ir la capital, Morelia, a 50 kilómetros, en donde estudió para ser maestra, con lo que pretendía rompería la segregación de que era víctima por sus condiciones de indígena y mujer; luego de 4 años regresó a su comunidad. 

Esta riqueza cultural forjó el carácter de Eréndira, actualmente con 55 años de edad. Esposa, madre y profesora de primaria, roles con los que pretendió cumplir con los cánones que ancestralmente se imponen a las mujeres y que aceptó estoicamente.

De pronto todo cambio, Eréndira se enteró que aquel hombre a quien entregó su vida como vehemente esposa decidió que era tiempo de divorciarse, a su edad ella ya no tenía más la piel morena que brillaba a la luz del sol, ahora se su rostro mostraba arrugas y se enmarcaba con no pocas canas; aquellos ojos negros y vivaces ahora lucían cansados, sus caderas y piernas ya no eran fuertes, torneadas ni deseables.

Aquellos dos hijos a quienes había creado con tanto amor, habían emprendido el vuelo lejos del hogar, tal vez hasta avergonzados de sus orígenes indígenas por no ser un estándar deseable en la sociedad en la que ahora ellos se encontraban inmensos, probablemente habían olvidado el consejo de su madre de cultivar su lengua originaria, ni que decir de recordar cantar una pirekua[3], canto típico con el que muchas veces fueron arrullados en el regazo de su madre[4].

Eréndira entonces se refugió en su trabajo, su corazón vibraba cada vez que acudía a sus clases en purépecha y español; consciente de que su labor era apreciada por aquellos pequeños a quienes alentaba a no olvidar sus raíces, sentía, como lo señaló el escritor Brasileño Rubén Alves que: “Enseñar es un ejercicio de inmortalidad”; sí, de inmortalidad, porque los sucesos de sus recientes años se habían encargado de hacerla sentir que, irremisiblemente, cada día moría un poco y se encaminaba a las filas de otro grupo vulnerable, el de los adultos mayores. Indígena, mujer, divorciada y vieja, es decir cada día más invisible.

Aquel domingo 8 de marzo de 2020 Eréndira inició su día como cualquier otro de asueto, le gustaba cuidar su jardín, regar sus orquídeas, cortar algunas rosas para su jarrón, percibir el olor a tierra mojada y depositar agua dulce para alimentar a los colibríes –Tzintzuni en purépecha-; esas pequeñas aves que ocupan un rol esencial en la cosmogonía prehispánica[5] por ser considerados mensajeros de los dioses, las cuales, para subsistir, han desarrolladoun estado de letargo durante la noche en el que su temperatura se reduce, su corazón se ralentiza y sus riñones dejan de funcionar para evitar la muerte por deshidratación[6].

Ese día se sentía un ambiente especial, se conmemoraba lucha de la mujer por su participación dentro de la sociedad, en pie de emancipación y desarrollo íntegro como persona; lo cierto es que Eréndira reflexionaba en torno a tales aspiraciones, pensaba que lo escrito en las leyes y en los tratados se lee bien y se aplica poco; ella misma no sabía que opinar en torno a esta “nueva necesidad femenina” que reclamaba la eliminación de la violencia de género, que exigía el derecho a la autonomía sobre los propios cuerpos, demandaba igualdad de género, destacaba el liderazgo feminista, etcétera.

A las 16:00 horas de ese día, Eréndira se concentró en la plaza principal de Pátzcuaro, temerosa a ser vista como parte de aquella multitud de mujeres que, con rabia, reclamaban: ¡Ni una muerta más!; no importaba etnia, edad, condición social ni preferencia sexual, el común denominador era ser mujer, ellas quienes se movían al grito de ¡nos queremos vivas! evidenciaban el feminicidio como la forma más extrema de violencia y discriminación en contra de mujeres y niñas.

Sorprendida, se detuvo en la acera para observar, se preguntaba: ¿En qué momento aquellas mujeres dejaron la invisibilidad? ¿Cómo hicieron para dejar el miedo de lado? ¿Qué opinaría la sociedad de tal atrevimiento? ¿Dónde estaba ella mientras todas estas mujeres forjaron un carácter distinto al que ella conocía? ¿De verdad era factible reclamar igualdad y el respeto a la decisión sobre el propio cuerpo?; otras señoras mayores manifestaban su asombro, jamás habían concebido que el rapto que de ellas realizaron sus ahora maridos, cuando eran menores, constituía un delito, un abuso; ¡que despertar!, las nuevas generaciones de féminas eran valientes, decían.

La conmemoración no concluyó es día, un grupo feminista había lanzado una convocatoria para el día siguiente, 9 de marzo del 2020, al grito de ¡el 9 ninguna se mueve!, el 51% de la población, las mujeres, pararían sus actividades en México sumándose a otros paros y huelgas que en distintas partes del mundo hicieron historia. 

Esa “no actividad” a la que se adhirió Eréndira por un día, le llenó de orgullo, no estaba sola, era parte de algo trascendental; se trataba de hacer sentir la ausencia de las mujeres y su aporte en la sociedad Mexicana, en las escuelas, oficinas, calles, plazas y mercados, sólo hombres –muchos de ellos apoyando la lucha- niñas, adolecentes, jóvenes, profesionistas, artistas, mamás, abuelas, ninguna de ellas realizó sus labores cotidianas, ni aquellos “deberes” que por ser costumbre, resultan invisibles y no remunerados; la sociedad percibió que los reclamos de las féminas eran justos. La respuesta del Estado, otra discriminación por cuestión de género, que demeritaba la capacidad de organización de las mujeres atribuyendo el movimiento a grupos opositores del gobierno.

Eufóricas por el éxito de la campaña las mujeres Mexicanas amanecieron el 10 de marzo del 2020, que poco duró. La atención de los medios de información estaba concentrada en una nueva enfermedad, el coronavirus, contagioso y mortal; las políticas públicas para mitigar la pandemia obligaban a entrar en cuarentena, al paro de las actividades no esenciales, prohibían el acercamiento de las personas y limitaban las laboras a las mínimas vitales. Todo enmudeció.

Eréndira se vio obligada a dejar las aulas, las personas de su comunidad vivían al día y que para llevar un plato de comida a su mesa necesariamente tendrían que salir a realizar la venta de sus artesanías o cualquier otra labor que les permitiera subsistir. El pueblo, en otra época ruidoso por los turistas que recorrían maravillados sus calles, lucia fantasmagórico.

Ansiedad, miedo, apatía, incertidumbre, frustración, son los barrotes de la cárcel del alma de Eréndira en los últimos días; han dejado de tener trascendencia el feminismo, la discriminación, el divorció, las aspiraciones profesionales o los cánones sociales; el único objetivo ahora es sobrevivir y, frente a esta aspiración, aquello resulta insignificante. En soledad ha pasado más de 60 días con sus noches, con casi nulo contacto social, ha tenido que quitarse una a una las máscaras que llevó por años siendo complaciente con otros, hasta quedar frente a frente, consigo misma, sin reconocerse; muchas veces ha llorado hasta conciliar el sueño, en su desesperación ha clamado a Dios para recobrar su forma de vida.

Aquella noche cálida de mayo Eréndira recostó su cabeza sobre la almohada, cerró los ojos, por sus mejillas corrían sus lágrimas, había rogado tanto por una señal del cielo, que le era imposible determinar si la experiencia de ese instante era parte de sus súplicas, inspiración divina o un sueño en el que los dioses de sus antepasados se reunieron para mostrarle, bajo un arcoíris, la imagen de aquella princesa Purépecha montada a caballo resistiendo cualquier forma de sumisión, cualquier embate; su fuerza la luz, su inspiración la luna, su aliento el viento; en esa experiencia el alma de Eréndira se mimetizaba con aquella imagen, recordándole su propia valentía; cantos apenas perceptibles al compás del vuelo del colibrí, le permitían desplazarse revoloteando hacia adelante, atrás, arriba o abajo. Sin dependernecesariamente de la velocidad del viento, su brazos como alas, cobraban vida desprendiendo un halo se luz multicolor.

Sobresaltada, Eréndira recobró la conciencia, corrió al espejo, en sus propios ojos pudo reconocer su herencia milenaria; ahora todo era claro, no estaba sola sino consigo misma, con la inspiración de todos los seres que le antecedieron, aquellos que vuelven cada 2 de noviembre, por caminos de cempasúchil a convivir con sus seres vivos entre cantos a la luz de las velas. 

La cuarentena era una pausa, se trataba de aguardar en letargo, como el colibrí, para superar los tiempos difíciles, evitar la muerte y resurgir con un nuevo espíritu resiliente, ese con el que se ha dotado a toda mujer y que le permite adaptarse positivamente a las situaciones adversas, que hermana al género femenino para emerger como el Tzintzuni de los Purépechas, con un vuelo multidireccional, en la búsqueda y reconocimiento de sus propias virtudes y las prepara para continuar, con ánimos renovados, en la exigencia del respeto de sus derechos.

 

 


[1] José Corona Núñez sugiere que creían en un principio creador conformado por una parte masculina Curicaveri o Curicaheri y otra femenina Cuerahuáperi. Existía también la "palabra" o "soplo divino" o mensajero, llamado Curitacaheri. También esta tríada se puede ver como la madre, el padre y la creación del nuevo ser; mientras que el principio creador masculino se representaba por medio del Sol, el principio creador femenino por la Luna y el producto o mensajero era Venus

[2] De su análisis morfológico se desprende que Tsintsuntzan, significa 'donde está el templo del dios colibrí mensajero', que está formado de tsintsun-, radical extendida del término tsintsuni o sinsuni 'colibrí'; la partícula interpolada o afijo determinativo -tza-, que significa rapidez; y -an, sufijo determinativo de lugar o locativo, que significa 'donde está asentado el templo de una deidad (identificada con el Colibrí Veloz o el Colibrí Mensajero). El topónimo se refería por tanto al lugar donde estaba asentado el templo de una divinidad.

[3] Declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. https://ich.unesco.org/es/RL/la-pirekua-canto-tradicional-de-los-purhepechas-00398.

[4] https://www.youtube.com/watch?v=dIdqk8sLJOc

[5] Según Ana Paula de la Torre Díaz “entre los aztecas, basta recordar que fue el colibrí quien los condujo hasta Aztlán. Esta preciosa e, que en náhuatl es nombrada como huitzilin, es considerada como el nahual de la guerra. Entre los mayas también ocupaba un lugar privilegiado, fungiendo como una suerte de mensajero entre los dioses y los humanos”. https://masdemx.com/2016/01/el-colibri-protector-de-los-guerreros-y-mensajero-de-los-dioses/

[6] https:///...cf2fd8cc6b0e96b.html

El mensaje del foro es editado por Estefanía Paola Cuello Jul 20 '20
Adjuntos:
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Eva colectiva


 

La sonrisa en unos zapatos


Ingrid Ramírez

México

 

            Hoy en mis memorias viene a mi recuerdo un día hace treinta y dos años, la imagen de una niña de cabellos largos con rostro bañado de pecas, cuyo nombre recuerdo Ingrid, así nada más.

            Mi recuerdo me dirige a una cama, con sábanas blancas muy limpias y flores bellas, ahí sentada se encuentra Ingrid, quien se pone sus zapatos blancos de correa, ya se ha vestido y peinado, cuando escucha la voz de su hermosa madre que debe de apurarse para irse a la escuela y que la mesa ya esta servida, al momento Ingrid, salta de la cama y se dirige con una sonrisa al comedor pues pronto se hará tarde y debe ir a la escuela Otilio Montaño, turno vespertino de la ciudad de Uruapan, Michoacán.

            Esta aparte es un muy abrupta, solo observo en mi memoria que Ingrid, ríe con sus hermanos Mirian, Diana e Israel y su madre en la mesa, trato de recordar de que hablan pues sus rostros se ven regocijados, Israel hermano mayor de Ingrid, grita: ¡ya se no hizo tarde! y de manera simultánea todos corren por sus mochilas y con un beso en la mejilla se despiden de su madre.

            Ese beso sí lo recuerdo, muy dulce y cálido para Ingrid de su madre quien siempre tiene una mirada triste y desoladora, pero esa es otra historia, corre Ingrid detrás de sus hermanitos ¡espérenme! Grita Ingrid, cargando su mochila, llena de libros pues es su primer día, cursará el primer año de primaria y así va, con mucha alegría.

            Camino a la escuela, Ingrid con sus tres hermanos, entre que jugaban y corrían, siendo Israel el único varón quien siempre las protegía, cargándole a él todas las mochilas, él se mostraba con una hermosa sonrisa, y jugando con cada uno de ellas en la marcha a la sabiduría, cuanta alegría en sus miradas, sin imaginar lo que ese día pasaría.

Era un gran trayecto el que había que transitar, cuando de pronto Ingrid, observa un bosque para juzgar, distrayendo su caminar, Diana, la observa y la tiene que apurar, la toma de la mano porque ya se hace tarde y le dice que no debe jugar.

A lo lejos Ingrid, observa a muchos niñas y niños corriendo a una puerta entrar, este recuerdo mi alma llora al no poder recordar que paso con sus hermanos, al momento de la escuela ingresar, a mi recuerdo sólo llega que Diana, de pronto la llevaba de la mano y sin más ya no está.  

            Sólo recuerdo cuando Ingrid, sentada en su pupitre abriendo un libro para comenzar, tal vez, juega con otra niña a quien llamaba, Lolita. En el patio de la escuela, corren una detrás de la otra y a su encuentro estrechan sus manitas, observo en sus rostros un destello de gran felicidad entre el vaivén de sus sonrisas. Lolita, observa los zapatos de Ingrid, a quien le externa su gusto, manifestando que son bonitos. Ingrid, conmovida con su amiguita, la invita al sanitario para cambiar de zapatos, y así, Lolita, los camine y pueda disfrutar de ellos.

Tomadas de las manos corriendo a su destino van,

 


NO UTILIZAR

SALE SUCIA EL AGUA

 

Restringía el uso del baño.

 



Eva colectiva


 

Soñad y os quedarais cortas

Sueña, ama, piensa y actúa en grande

 

Ivet de los Milagros Echevarría Velásquez[1]
Perú

 

 

Quiero que me acompañes en esta aventura y te introduzcas como un personaje más en la historia de Keyla Fernández, Celina Domador, etc., los nombres son ficticios, las historias son de la vida real; vividas y acompañadas en ese devenir de vivencias de la autora.

Estas mujeres tienen en común historias dolorosas, en medio de las cuales, hoy se resalta la libertad, la toma de decisión, la valentía, la magnanimidad, el amor; cualidades que ellas lograron plasmar en sus vidas dándole un giro a sus historias personales y a la historia personal de quienes están a su alrededor. 

Lograron oxigenar sus vidas y llevar oxígeno al ambiente donde vivían, un ambiente de maltrato, violencia y descontrol que les estaba envenenando el alma.

Todas estas mujeres padecieron un ataque brutal a su ser personal, a su dignidad, el camino que vienen recorriendo le han llevado al encuentro consigo mismas y al encuentro con los demás. Han recobrado la confianza y seguridad en sí mismas y en los demás. Varias han encontrado o vuelto a los brazos de su Padre creador.

Al llegar a mí, tenía frente a mí a mujeres golpeadas en los distintos ámbitos de sus vidas. Sus ojos transmitían rabia, frustración, desengaño, dolor, sufrimiento, incertidumbre del presente que vivían y del futuro que enfrentarían, clamaban justicia y también revancha y venganza sentimientos no justificados, si comprensibles por el contexto y circunstancias que atravesaban y que hoy muchas continúan viviendo.

Keyla, se enamoró e inicio una convivencia con quien supuestamente la amaba. Ese hombre descontrolado en sus pasiones, emociones e instintos, lo cual lo ha deshumanizado siendo proclive a los vicios: alcohol, mujeres y sexo. Durante su etapa de convivencia se hicieron dueños de dos lotes de terreno, procrearon dos hijos (una niña y un varón). El tiempo fue transcurriendo, los desacuerdos fueron agravándose y haciéndose evidentes a los ojos de ella.

La violencia existió desde el inicio de su relación, pero ella recién comenzaba a sentirlo y a percibirlo. La conducta agresiva también la dirigía hacia los niños, ello hizo que Keyla empezara su despertar hacia el comportamiento errado de su conviviente y padre de sus hijos. 

Su despertar abarco muchos años viviendo en esa situación lesiva hacia su persona y la de sus hijos. Hasta que la situación le sobrepaso y se salió de control, siendo empujada por las circunstancias a tomar decisiones en salvaguarda de su integridad y la de sus hijos. Lamentos, gemidos, sollozos, llanto desgarrador en manifestación de la profunda aflicción, pena, dolor, sufrimiento e ignominia padecida por años.

¿Qué le hizo mantenerse en esa relación? La causa o motivos pueden ser muchos y variados como el amor, el dinero, los hijos, etc. Nos centramos en los efectos que condujeron a la toma de decisión libre y responsable ante el contexto difícil que atravesaba: dejar su hogar, buscar quien la acoja con sus hijos, lograr los medios económicos para su subsistencia, etc. El respaldo familiar fue crucial pues le permitió tener un círculo de apoyo, comprensión y cariño.

Keyla tenía en su vida un problema complejo que debía empezar a solucionar. Esa solución debía ser abordada desde la unidad de su ser personal, pues la persona tiene varias dimensiones y sólo atendiendo a todas ellas se puede arribar a una respuesta integral del problema, el cual tendrá como efecto el desarrollo pleno, armonioso y consistente para Keyla y sus hijos. 

En un primer momento la persona (Keyla) se siente incapaz para tomar decisiones y le afloran los miedos. Por ello, es importante evitar sustituir la decisión de la persona. Por el contrario, si es necesario y conveniente apoyarla con acompañamiento ponderado -es la mejor opción-desde distintas áreas (jurídica, psicología y espiritual). De tal manera que pueda tener una mirada realista de su circunstancia que le permita moverse a la acción a través de la toma de decisión responsable. 

Ese proceder favoreció el fortalecimiento de Keyla en todas las dimensiones de su vida pues la libero de su posición de víctima y le permitió situarse desde quien es una mujer adulta con plena capacidad para tomar decisiones y asumir los retos que le presenta la vida.

Con la finalidad de favorecer el pleno ejercicio de sus derechos y libertades se acompañó a Keyla en el planteamiento de las siguientes cuestiones: ¿Quién es? ¿Qué es lo que quiere? ¿Cómo ve lo que le ha sucedido? ¿Cuáles son sus preocupaciones? ¿Qué es lo que puede hacer para mejorar su situación actual? ¿Qué ayuda necesitaría?, etc. 

Todos estos cuestionamientos favorecen tomar conciencia y control de su situación, salir de la posición de víctima para tomar decisiones que la muevan a la acción para mejorar su circunstancia.

Definitivamente, ello necesita de tiempo y acompañamiento en ese proceso para que se obtengan los resultados esperados: una mujer recompuesta en su espíritu, alma, mente y cuerpo, que mira nuevamente la vida con optimismo y libertad.

El esfuerzo por lograr un mejor entendimiento entre varones y mujeres pasa por entender que tanto el varón como la mujer no son competencia sino dos personas llamadas al encuentro y concordia para hacer del mundo un mejor lugar.

En el que las cualidades y diferencias de los varones y mujeres son importantes y contribuyen al engrandecimiento del género humano.

Cuando ello no se entiende, resuenan por doquier las noticias a nivel nacional e internacional que evidencian la deshumanización del ser humano - en definitivo de la persona en su condición de mujer o varón- a nivel global. La globalización ha permitido que los problemas se vuelvan globales y se sientan globales.

En los últimos años a nivel internacional las noticias, las organizaciones no gubernamentales, los organismos gubernamentales, las organizaciones internacionales como: Organización de Naciones Unidas (ONU), Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), entre otros, vienen trabajando y apoyando proyectos para erradicar todo tipo de violencia entre las personas, dándole una especial relevancia a la violencia contra la mujer.

Todos los esfuerzos son loables y viene contribuyendo en mayor o menor medida a disminuir los índices de violencia a nivel mundial.

Sin embargo, el ser humano, la persona es un ser enigmático para sí mismo siendo más oscura cuando se trata de la condición de ser varón o ser mujer. Como seres humanos -la mujer y el varón- son inteligentes, amorosos e iguales su diferencia se encuentra en el plano biológico, el cual permite y facilita en encuentro pleno de cuerpo y espíritu. 

A lo largo de la historia existen diversas teorías que han interpretado y deformado la relación del varón y la mujer. Nuestra identidad femenina. De ahí que la gran apuesta para vencer y erradicar la violencia contra cualquier persona pasa por la comprensión amorosa de la relación del varón y la mujer visto como complementarios e igualmente valiosos en su encuentro y contribución con el hacer del mundo y con el humanizar el mundo. Ese es el gran reto del siglo XXI.

 

 


[1] Licenciada en Derecho y Magíster (c) en Gestión Educativa por la Universidad de Piura. Diplomada en Promoción y Protección de los Derechos Humanos por la Universidad de la Rioja. Diplomada en Estructura del Nuevo Código Procesal Penal Teórico-Práctico por la Universidad Nacional de Trujillo. Miembro de la Red de Investigadores Parlamentarios en Línea (REDIPAL).

El mensaje del foro es editado por Estefanía Paola Cuello Jul 20 '20



Eva colectiva



 

Soy una bruja

Jenneth Ruiz Guerrero

Canadá

 

Es un cuento de ficción basado en algunas vivencias propias como mujer,

 que produjeron en mí cambios sustanciales en la forma de ver la vida.

 

Un domingo en la mañana estaba una niña llamada Juana María entretenida y emocionada viendo programas de televisión de hadas madrinas, brujas y genios que concedían deseos y generaban cualquier cambio que deseaban. Su madre le pide que se aliste porque salen a llevar ofrendas a un santo que le concedió un milagro y además le pide que haga una lista de peticiones para llevarle a Él y finalmente le pide que lleve la cadena que le regaló su madrina antes de morir, para que el cura la bendiga y así se convierta en su talismán.

Quiero tantas cosas para ser feliz, me siento tan triste con tantas carencias, a veces no tengo con que jugar – murmuró Juana María mientras hacía las peticiones.

- ¿Puedo pedir lo que quiera? ¿Todo lo que pida me será concedido? - preguntó Juana María quien estaba maravillada que pudiera hacer realidad la magia que veía en televisión y así poder ser feliz.

- Todo lo que te haga feliz te será concedido – contestó su madre.

Juana María no sabía qué pedir, quería tantas cosas que no sabía que la haría feliz. Saltó de querer mil muñecas, cuatro ciclas, dos patinetas, la nevera llena de helados a querer una casa sólo para ella en donde pudiera jugar.

La niña se aficionó a hacer peticiones, de tal manera que lo incluyó dentro sus juegos. Decidió que su muñeca Anabel era su hada madrina que le otorgaba sus deseos. Jugó una y otra vez, con diferentes solicitudes, de las cuales ninguna se hizo realidad, ni siquiera aquello que le había pedido al santo.

- ¿Por qué a mí no se me hace un milagro? – preguntó Juana María con lágrimas en su rostro.

- Debe ser que no te has portado bien. Contestó su madre.

Pasó el tiempo, y Juana María en sus 15 años se colocó la cadena que le regaló su madrina. - ¿será que ahora si me he portado bien?, ¿será que mi madrina es como una especie de hada madrina para hacer realidad lo que yo quiera? – se preguntaba Juana quien se encontraba presta para hacer una lista de peticiones, luego de mucho tiempo de no hacerlo, mientras frotaba su amuleto con delicadeza.

Quiero tantas cosas para ser feliz, me siento tan triste sin novio, quiero un príncipe azul para casarme y tener muchos hijos – murmuró Juana María mientras hacía las peticiones. Al final Juana sólo pidió un deseo que según ella la haría muy feliz, el que tuviera un novio que no fuera igual a su padre, quien era machista, borracho y maltratador. Meses después llegó Ricardo, su novio, quien era exactamente igual a su padre, hasta su nombre era igual. Juana María se encontraba desconcertada, no entendía cómo su magia había funcionado, pero al revés.

Muchos años después, ya siendo Juana una mujer de mediana edad, vivía en una casa de campo fuera de la ciudad. Ella irradiaba una luz blanca muy fuerte e inclusive en la oscuridad. Nadie en el pueblo podía explicar este fenómeno y menos que todo aquel que pasarán frente a ella, sintieran tranquilidad.

Un día una quinceañera que pasaba por la casa de Juana, decidió entrar y hablar con ella.

- Mi mama dice que tú eres una loca y que también eres una bruja – dijo la jovencita.

- ¿Por qué dice tu mamá que yo soy una loca? – preguntó Juana con una sonrisa en su rostro.

- Ella dice que tú le hablas a las cosas, que un día levantaste la piedra con la que te tropezaste y le dijiste gracias por atravesarte en mi camino – dijo la mujercita.

- ¿Sólo por eso? – preguntó Juana.

- Oh no, por muchas cosas más, mi madre habla de ti todos los días. La escuché decir que un día saliste corriendo detrás del bus que te dejó, y que cuando paró no te subiste sino le dijiste gracias señor por no esperarme. Yo creo que tú no eres loca sino chistosa – dijo lajoven.

- Acabé de recordar que mi madre dice que la mayor locura que has hecho es darle las gracias al hombre que te dejó por otra mujer a tan sólo dos meses de casados, cuando todo el mundo en el pueblo sabe que estuviste recluida en una clínica de reposo por el dolor que te generó.  Agregó aquella joven mujer.

- Ya me quedó claro que soy una loca según tu madre – dijo Juana con voz irónica y con ganas de reírse, pero por respeto no lo hizo.

- Dime ahora por favor ¿por qué tu mamá dice que soy una bruja? – preguntó Juana.

Ella dice que tú debes hacer hechizos para verte muy joven y muy bella para la edad que tienes. Que todo el pueblo sabe que tú has perdido dinero en negocios, pero en vez de disminuir tu capital aumenta. Que tu jardín es el más hermoso de toda la región a pesar de las tormentas que ha habido últimamente. Que tu esposo y tu lucen muy felices y que tu brillas como resultado de un hechizo para embrujar a toda la gente para que te ame, yo creo que hasta mi mamá te ama – comentó la chiquilla.

-No considero que yo sea una loca, pero si soy una bruja, definitivamente lo soy. Yo tengo el poder para ser feliz, tengo todo lo que necesito, todo lo que tengo, todo lo que me sucede es un regalo divino de mi para mí. Después de mucho tiempo tengo un solo deseo constante que me genera felicidad. – dijo Juana María con gran emoción.

- ¡Te lo suplico, enséñame por favor a hacer magia!  – dijo la jovencita con angustia y ansiedad. – quiero ser feliz – agregó la chiquilla.

Hablaron las dos por tal vez un par de horas, tiempo durante el cual se escucharon risas y también llanto.

De un momento a otro golpearon la puerta, era la madre de la joven mujer, le pidió a Juana que no le hiciera daño a su hija, que por favor no le hiciera brujería, que ella lo que más quería era que su hija no sufriera como le ha tocado a ella. En ese momento salió su hija.

- Mamá querrás decir quieres que yo sea feliz, no que yo no sufra. Dijo la joven convoz suave pero enérgica. 

- Es lo mismo -refutó la señora.

-No es lo mismo mamá, luego te explicaré la razón. – le contestó la hija.

-Gracias mamá por venir por mi, gracias madre mía por prohibirme hablar con Juana María, gracias por querer que yo viva experiencias diferentes a ti, gracias por tus ejemplos, gracias por tu educación, gracias por decirme que mi felicidad está en casarme y tener hijos, gracias por tus maltratos, gracias por tus cuidados, gracias madre por ser mi madre.  Dijo la joven mujer con voz dulce a su mamá mientras se acercaba a ella.

La madre confundida prefirió callar, no entendía cómo su hija le daba las gracias, a tantas cosas, en vez de recriminarle, como ella esperaba, por ir a buscarla.

Luego madre e hija dieron la vuelta y se fueron caminando. Mientras tanto Juana las veía irse desde la puerta de su jardín. A pocos segundos, se voltea la joven mujer y le pregunta en voz alta a Juana, ¿la levedad que siento es felicidad?, mientras brillaba más fuerte que el sol.

Sí, eso es felicidad – contestó Juana con emotividad.

¿Ya soy una bruja?, preguntó la dama ya lejos de Juana.

Siempre lo has sido. Ahora lo sabes. Contestó Juana María en voz alta.

 

Reflexión

Juana María descubrió que ella misma es su hada, su lámpara, su varita, su amuleto, su genio, y por lo tanto ella es creadora de su propia realidad. Juana encontró que ella es una bruja que puede usar su poder para su propia creación. Juana encontró las palabras mágicas o de poder para transformar todas las situaciones y momentos en bellas experiencias y ganancias, cuando espontáneamente empezó a dar gracias a todo lo que le sucedía, e inclusive en situaciones dolorosas. Esto no como un acto de resignación o conformismo, sino como un acto de reconocimiento a su propia creación.

Juana entendió que todo lo que le sucede a su vida es cuestión de interpretación. Ella decidió por hacer una interpretación sana, objetiva, positiva de cualquier situación. Ella decidió por aceptar, interiorizar que todo lo que sucede, lo que tiene, o hasta lo que no sucede y no tiene es para su beneficio. Esta interpretación se convirtió en su único deseo. A partir de ese momento ella empezó a experimentar la verdadera felicidad, que es vivir sin cargas, es vivir en levedad, y no es el tener bicicletas, una casa para jugar, un príncipe azul.

Cuando se vive en felicidad, se transmite a través de una luz blanca que brilla intensamente e inclusive en la oscuridad y genera tranquilidad a todo quien esté a nuestro lado.

 

 

El mensaje del foro es editado por Maria Carolina Estepa Becerra Jul 20 '20
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Eva colectiva

 


Mis memorias

 

María Judith Mora Riofrío[1]

Ecuador

 

Querid@s amig@s:

 

Mi nombre es María Judith Mora Riofrío, nací en Loja al Sur del Ecuador el 01 de febrero de 1985 a las 17h00 (cuando el Papa Juan Pablo II abandonaba Quito), así recuerda el día de mi nacimiento mi papá.

Desde pequeña fui una niña inquieta, rebelde, independiente; aunque siempre crecí bajo la protección y el amor de mi familia, desde que aprendí a subirme en los árboles para saborear sus frutos, a viajar sola (sin mis papás), a compartir.

A mi corta edad soñaba con ser abogada para trabajar en UNICEF y ayudar a l@s niñ@, mi sueño sigue en construcción…!!!

En ese entonces recuerdo que mi papi me llevaba a la Corte, él era auxiliar de la Sala de lo Penal de Loja y me enseñaba a leer haciendo uso de las denuncias y partes policiales, yo solía disfrutar ese tiempo entre padre e hija y hacer preguntas sobre los procesos penales, mi provincia es fronteriza y siempre existían casos de narcotráfico. Yo, no entendía cómo una persona puede transportar la droga y hacer daño a tantas personas con ese negocio.

También, solía acompañar a mi tía, mi Ñaña Carmita, a cumplir su labor como Trabajadora Social del INNFA (Instituto Nacional de la Niñez y la Familia); mirando hacia atrás, creo que ahí nació mi carrera profesional.

Luego, pase a la adolescencia, un poco tímida pero nunca callada, siempre diciendo lo que pienso, defendía mis derechos y los del prójimo; debo confesar que pienso mucho antes de hablar, pero probablemente muchos se callen cuando alzo mi voz.

A los quince años, recuerdo que fui misionera de la Comunidad Franciscana de la Juventud, ahí pude conocer personas de diferentes lugares que me enseñaron que entre más pobre es una persona es más generosa; así aprendí que la peor pobreza es la del corazón, que existen muchos miserables forrados en dinero y muchos diamantes sin ropa para vestir.

A los 17 años terminé la secundaria e inicié la carrera de derecho; ya en el año 2007 ingresé a realizar mis prácticas pre profesionales en el Ministerio Público de Loja e inició la relación amorosa más larga de mi vida.

2 años de pasante y ya casi 11 años de matrimonio llevo con la Fiscalía General del Estado, debo reconocer que como toda relación ha tenido momentos lindos e intensos, con risas y llantos, con triunfos y desencantos; sin embargo, desde aquel julio del 2007 supe que quería dedicarme a la investigación penal, objetiva e imparcial; porque creo firmemente que el Fiscal que perdió la objetividad no sirve para Fiscal.

Como les había adelantado, en el año 2007 empecé a realizar mis prácticas pre profesionales, luego en el año 2009 tras tres concursos públicos de méritos y oposición, fui designada Asistente de Fiscales y en el año 2015 gané el concurso para Agente Fiscal, cargo que lo ocupo hasta la actualidad.

Debo confesar que, a pesar de mi corta edad, 30 años cuando me designaron Fiscal, nunca tuve fácil el desarrollar mi trabajo. “Donde hay pus, ahí estoy yo”, siempre lo digo de una manera irónica, porque siempre he estado frente a casos de conmoción social, me estrené con un peculado de diez millones de dólares y más de seiscientos perjudicados, acusadores particulares que luchaban porque me cambien, no podían entender que una fiscal tan joven vaya a sostener la acusación; tras el éxito en esa audiencia, vino el castigo jajaja…

Me asignaron a la Fiscalía de Violencia de Género, en la que existían más de tres mil causas en trámite por delitos sexuales e intrafamiliares, despacho que después de cuatro arduos años de trabajo está al día, lo cual me enorgullece enormemente porque más allá de mi desempeño profesional, me ha enseñado a no juzgar, a escuchar y a entender que lo que buscan los usuarios de la justicia no es la cárcel sino una reparación integral, basada en la dignidad tanto para la víctima como para el procesado; y, me ha dado también la oportunidad de crecer en conocimientos y relacionamiento social, lo cual acarrea una gran responsabilidad, pues tengo plena conciencia que en una mano tengo 40 años de privación de la libertad de una persona y en la otra tengo la vida de una víctima que cambió para siempre su proyecto de vida.

A lo largo de mis 35 años de vida he aprendido el valor inmenso que tiene una familia, no importa cómo está concebida, no importa si te une la sangre, si eres homosexual o heterosexual, si eres soltero, casado, viudo o divorciado. El tener un grupo social que te haga sentir seguro, amado y con paz mental, es el mayor tesoro que se pueda encontrar.

Tristemente, observo cada día las consecuencias de una infancia maltratada, de la repercusión de las decisiones de los adultos en l@s niñ@s, de cuando preferimos quedarnos en una relación tóxica “por mis hij@s”.

Parece ser que cuando crecemos nos olvidamos que fuimos niñ@s, que sentíamos, hablábamos y discerníamos; porque los adultos deciden siempre por el bien de l@s niñ@s, pero deciden sin l@s niñ@s; lo que acarrea consecuencias drásticas para toda la vida.

Tras contar de mi vida profesional, voy a tratar de escribir un poco de mi vida personal; mi madre es el motor de mis días, mi padre mi conciencia externa, soy la hermana mayor, tengo un hermano que me ha regalado un hermoso sobrino; y, tengo cuatro primos que son como hermanos.

Pese a que mis padres se divorciaron cuando era muy pequeñita, siempre he crecido con el amor y la protección de mamá y papá; además, mis tías maternas cumplen muy bien el rol de segundas mamás y mi abuela es la mejor de todas.

Tengo una gallada (grupo de amig@s), que inició en el jardín de infantes y ha ido creciendo hasta la actualidad con herman@s y sobrin@s de corazón.

En el ámbito amoroso, siempre he sido cauta, pocas y cortas relaciones sentimentales; la verdad disfruto mi soledad, y aunque no me cierro a ninguna posibilidad, tampoco creo en el príncipe azul.

Hace dos años vivo sola, en mi departamento, el cual pago con mi trabajo como fiscal y como docente universitaria; y, eso me ha enseñado a romper estigmas sociales en una ciudad pequeña.

El ser una mujer, soltera, que ejerce un cargo público, que vive sola y que por ahora no tiene planes de matrimonio o maternidad, es sin duda una revolución social; sin embargo, hace muchos años me dejó de importarme el qué dirán.

Doy gracias a Dios (cualquiera que éste sea) por mi vida, mi familia, mis amig@s, mi salud, mi trabajo y mi día a día.

Y, con este corto relato l@s invit@ a amarse, valorar y creer en ustedes mism@s.

Disfrutando el día a día, con plena conciencia de que la vida tiene un principio y un fin; y, que cuando estés en una tumba, nadie morirá por ti.

 

Un abrazo fraterno y buena luz J

 


[1]Abogada. Ecuatoriana. Docente. Investigadora de la Redipal.



Eva colectiva

 


Una Historia Increible

Lily Restrepo Jaramillo

Colombia            

 

Durante muchos siglos la humanidad ha vivido una fuerte polarización que penetra todos los ámbitos y cada vez se extrema la distancia entre el sexo masculino y el femenino, sin tener en cuenta que la igualdad empieza cuando cada ser humano se reconoce completo, pero, siempre el otro puede ayudarlo y mejorar su existencia, somos seres sociales.

El relato que aparece a continuación muestra que la mujer de mediados del siglo XX podía superar obstáculos y vencer situaciones difíciles, encontrando en cada adversidad una fuente enorme de experiencia y riqueza que le permiten obtener la experiencia de equidad de género.

El siglo XX se caracterizó en gran parte por un machismo marcado en la política, el desarrollo económico, la literatura, el arte, etc.…

En plena depresión económica mundial, década de los años 30, cuando el mundo estaba en la ruina y Colombia también, llegué al hogar de mis padres.  De ese 20 de agosto de 1933 al día de hoy yo he sido una mujer feliz, sin odios ni rencores. He vivido con la certeza de lograr mis objetivos frente a una sociedad dividida e indiferente hacia la mujer. 

A los 3 años, en el pasillo de la casa de campo, presencié una tormenta, prendida de las “macanas”, recibí una descarga eléctrica, sí un rayo a unos 30 cms. de distancia. De inmediato, perdí el conocimiento durante varias horas, y desperté en una pequeña cama rodeada de mis padres y cuatro hermanitos, quienes muy confundidos, esperaban lo peor; creo que esta descarga eléctrica me hizo una mujer valiente, decidida y capaz de enfrentar todos los retos de la vida.

Recuerdo, el primer regalo que recibí de alguien extraño a mi hogar, vino del colegio: se trataba de un premio a los 7 años, por haber tenido asistencia a clases sin una sola falta. Era un crucifijo de plata, posiblemente traído de Europa. Aparentemente, nada significaba para una niña, pero sí tuvo gran repercusión durante toda mi vida.

Aunque nací en un hogar lleno de valores, con hermanos y hermanas muy amorosos, un día a los 11 años escuché un bebé llorando en la habitación de mis padres, entré, y encontré la niña que marcaría el rumbo de mi vida. Ese día le dije a mi mamá: “mamá regáleme esa niñita” pero me respondió: no hija, ¿como se le ocurre?

A partir de ese momento reflexioné y reconocí la dimensión de la vida; en el diario que le escribí desde su nacimiento, cada comentario, cada informe, cada “regaño”, me abrían el camino hacia un futuro luminoso y radiante: poco a poco fui captando la razón de ser de mi vida como mujer del siglo XX, y dije: -Señor enséñame a dar abrazos que acaricien el alma, que sanen y devuelvan la alegría-.

A los quince años, al terminar el bachiller, acompañé con una comunidad de religiosas francesas, quienes ofrecían asistencia a los enfermos en situación económica vulnerable, sobre todo madres de familia, donde brindaban atención de enfermería y yo, mientras tanto, ejercía los oficios de la casa.

Después de algún tiempo de trabajo en dos de las más importantes empresas de la ciudad, comprendí que mi meta en la vida no era obtener dinero ni ser alta ejecutiva, porque eso no irradiaba bienestar ni cumplía mis expectativas, entonces entré a hacer parte del grupo de religiosas y durante 24 años, la mujer que había en mí se dedicó por completo a sanar las heridas del cuerpo y del alma. Para esto estudié enfermería en la Universidad Javeriana.

De día y de noche, lejos o cerca del convento, lograba mis objetivos en diferentes espacios. El hábito no era obstáculo para desplazarme en bicicleta o en moto, tampoco para lavar la ropa de los niños aprovechando el único lugar disponible que eran las dos escalas de cemento de entrada a la casa, por ejemplo.

Un episodio increíble de esta época, fue el cuidado de una madre de unos 35 años totalmente parapléjica, con 8 hijitos varones; después de brindar la atención a la mamá, hacía las labores del hogar y me ocupaba de los niños, sin abrazos ni caricias, pero con el amor de siempre. Este contacto permaneció hasta la muerte de la paciente, hacia el año 1954, y hasta el día de hoy nos comunicamos, nos vemos, nos apoyamos y se convirtieron en hijos; al igual que sus hijos y sus nietos, me manifiestan cariño y gratitud hace 66 años.

En la década del 60 trabajé varios años en San José de Costa Rica, un país donde las diferencias sociales y económicas casi no se conocían; las comunidades marginadas eran pocas y el gobierno muy acertadamente, decidió darles un espacio propio, organizando una ciudadela con todos los servicios: escuelas, centro de salud, parque de diversiones, jardín infantil, etc., y allí reunió todos aquellos que según parecía eran “estorbo” para la ciudad como los alcohólicos, los drogadictos, las prostitutas, etc. Cada grupo familiar tenía su casa con antejardín y espacio para huerta casera.

¿Qué pasó en la hermosa ciudadela? Los habitantes llegaron, pero nadie más quiso entrar a ese sitio considerado “peligroso”. Yo sentía que esa población me necesitaba; los detalles externos, a pesar de ser una mujer “desprotegida”, como dirían algunos, no tenían relevancia para mí, porque era más importante manifestarles amor a través de las actividades sociales, recreativas y sobre todo de salud. Tres religiosas y yo aceptamos entrar a compartir la vida con ellos.

Un hecho muy trivial en apariencia y algunos artículos publicados en el periódico local, reflejan los frutos del trabajo: cualquier día a las 9:00 horas, estando en el Centro de Salud, un vecino me informó que la señora de don Alfredo tenía una hemorragia; como lo hacía rutinariamente, me desplacé a su casa y antes de entrar me informaron que el señor acababa de lanzar un puñal a su cuñado, pero cayó en la pierna de la esposa. 

Entré con cautela y efectivamente la señora estaba sangrando; efectué la curación, con don Alfredo al frente y al terminar observé a un hombre de pie, muy cerca de mí; ese vestido y ese rostro eran desconocidos, tuve mucho miedo porque los vecinos manifestaban temor por ese señor.

Al salir me dijeron que la persona extraña era un policía en civil, enviado para protegerme.

El impacto producido por una convivencia marcada de comprensión y de amor, llegó hasta el periódico local, pues cuando anuncié mi regreso a Colombia, me enviaron el artículo publicado por los líderes de la comunidad, en el cual decían entre otras cosas: “amando como ellas nos amaron, aprendimos a amarnos como hermanos”.

En 1974, tras la negativa de la comunidad para acceder a la beca que me había ganado, con mi dedicación y esfuerzo, entonces, decidí abandonarla. Y emprendí mi viajé a Europa para complementar mis estudios, allí, cursé la maestría y el doctorado de Salud Pública en la Universidad de Lovaina (Bélgica), un curso de Medicina Tropical en Amberes y otro de Prevención de Desastres, en París. Al culminar mis estudios, recibí dos ofertas de trabajo una para el África del Sur y otra para Suiza, pero, encontré más interesante regresar a Colombia y ayudar a la comunidad a mejorar la forma de vida en sus posibilidades, la mayoría precarias, y totalmente indiferentes, invisibles para la sociedad.

Ya en mí país, trabajé con el Ministerio de Salud en la Dirección de Atención Médica, durante la década de los 80, marcada por el narcotráfico y los grupos armados, compartiendo con indígenas y afrodescendientes, del Urabá a Tumaco, de Ipiales a Leticia y de Vaupés a la Guajira; tenía la responsabilidad de impulsar el Programa de Prevención, Detección y Tratamiento de la Tuberculosis, en las diferentes poblaciones: zonas de difícil acceso, transporte aéreo peligroso y escaso, además los secuestros, violencia, asesinatos y violaciones, constituían la rutina diaria. Pero, nunca me detuve por ser una mujer, de las que llaman “frágil”, pues, la fortaleza se vuelve invencible cuando sus vivencias le permiten sobrepasar el pánico y el terror.

En una ocasión, después de atravesar una vía en pésimo estado, pregunté como lograban llevar los pacientes a la cabecera municipal, único lugar donde había médico. De inmediato, mi comentario se convirtió en una grave imprudencia, por la que estuve a punto de ser asesinada, pues, el alcalde era un narcotraficante y pertenecía al grupo armado que dominaba la zona, que no permitía ningún comentario al respecto. Por menos, se mataba a la gente.

La historia terminó de una manera inesperada, para mí.  Ese fin de semana se celebraba el cumpleaños de la dueña del único hotel y los clientes que más lo frecuentaban eran los trabajadores del sector oficial. El Secretario de Salud nos pidió, de manera especial, a una médica,  una bacterióloga y a mí, que le aceptaramos la invitación y asistieramos a la fiesta; estando allí vimos con pánico llegar al temido alcalde, quien se acercó a nuestra mesa. Y se sentó a mi lado, con una actitud amable. Yo, con pánico, lo saludé temblorosa y amable, pensando que había llegado el final de mi vida. Y mientras aguardaba mi final, miraba atenta para ver si sería con puñal o con revólver que pagaría la “imprudencia” de mis palabras.

Pero, ya el horror se apoderó de mí cuando el alcalde, me invitó a bailar. Y, yo me negué; como insistía, el médico me hizo un gesto indicándome que era mejor que aceptara. Adicionalmente era preocupante, porque yo nunca en la vida había bailado. Así, resolví  subir con él al escenario y bailé. 

Mientras tanto, lo único que nos interesaba era saber que espectáculo tenía programado para castigar mi “ofensa”. Al finalizar la canción me miró de frente en presencia de un público expectante, mientras sus escoltas tomaban fotos y fotos que llegarían a Bogotá y me dijo “doctora, gracias, yo quería que todos vieran que sí puedo bailar con una personalidad de Bogotá”. Y me perdonó la vida.

Desde 1995 hasta la fecha, después de obtener la jubilación, sin intereses políticos ni económicos, me dediqué al desarrollo de una región rural de Cundinamarca, tratando de lograr la transformación social y académica mediante el intercambio de experiencias. Me convertí en una guía para su avance cultural, con una pequeña ayuda económica, y además, con el apoyo de los casos que requerían orientación en el área de la salud. Todo pensando a largo plazo y de manera estratégica. Debía asumir los riesgos, transitando caminos desconocidos y enfrentando la realidad, para hacer efectivo el proyecto. Mi proyecto.

Al comienzo, identifiqué que sólo un joven por familia, entre 4 y 8 hijos, terminaba el bachiller, pues sus padres me decían que no necesitaban doctores sino peones para la finca. 

Yo debía seguir mi ruta trazada desde la infancia, lo que no sabía era que, ayudando a crecer al otro, era yo quien adquiría una dimensión espiritual increíble y colaborando en la recuperación de la salud, mediante gestiones fáciles o difíciles, sencillas o riesgosas, obtendría una satisfacción superior a todas las ambiciones sociales y económicas.

Las actividades académicas con los pocos estudiantes que cursaban el bachiller, se complementaban con limpieza de la escuela y arreglo una carretera que conduce a la vía principal de la autopista a Medellín.

A los 10 años de iniciar la labor, casi todos los jóvenes continuaban su bachillerato. Actualmente, en la vereda, hay un grupo de mujeres y de hombres profesionales, tecnólogos y técnicos, contribuyendo así al crecimiento de la familia y la comunidad.

Al cumplir 24 años de servicio a esta comunidad, al constatar que la producción del campo se perdía o se descuidaba, decidí conformar un grupo llamado “mujeres lideres campesinas”.. con todas estas mujeres que siempre han demostrado sus valores y su deseo de progreso, su autoestima y su derecho a opinar, insinuar y proponer soluciones para su comunidad, se debía organizar una acción que conllevara a mejores resultados. Desafortunadamente, el desarrollo de los proyectos está detenido temporalmente a causa de la pandemia mundial.

Rápidamente, se observó cómo el grupo comunitario mejoró, una de las principales causas fue aumentar el nivel académico de las generaciones actuales, quienes a la vez impulsan la educación de sus hijos. Ahora, ya analizan los problemas de la comunidad y en conjunto deciden lo mejor para todos. Actualmente se preparan con el fin de participar en una convocatoria nacional de extensión 2020 para el fortalecimiento de la innovación social. Acciones no pensadas en un pasado reciente.

La vida, también me ha permitido conocer múltiples situaciones en las cuales se manifiesta la desigualdad de oportunidades y el desprecio del hombre hacia la mujer, tratándola como su juguete y luego tirándola a un rincón, como si fuera desechable.

Muchas veces se repite la historia y nunca se encuentra la solución. Las noticias continúan: las niñas abusadas, violadas, en matrimonios embrionarios, con maternidades infantiles obligadas, siguen exponiendo a la mujer como “carne de cañón” durante los conflictos armados, y en los países sin conflicto armado también. Estas situaciones son un ejemplo cruel de la realidad. Mientras la sociedad se enorgullece de su desarrollo académico, tecnológico, económico, etc. Las instituciones públicas operan como organizaciones criminales, mostrándose por la inoperancia institucional que dilatan, ocultan hechos, dejando impunes a los perpetradores. Violadores y asesinos que cometen feminicidios, continúan libres.

Como mujeres del siglo XXI, tenemos la responsabilidad de fomentar un movimiento mundial que refuerce en los niños sus valores morales desde la primera infancia, impulsando respeto y aprecio hacia sus amigas, hermanas, y vecinas.

Todas en el plantea podemos luchar desde su lugar, la casa, el trabajo, o su medio social, son espacios que deben ser utilizados para obtener que la mujer sea respetada y valorada, invisibilizando las violencias, aportando amor al mundo, podemos unirnos a Malala, nuestra colega de Pakistán. Todas en una sola voz de amor y libertad. 

 

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Eva colectiva


 

No te fuiste… ¡yo te boté!

 

Nadia Villón Rodríguez

Ecuador

 

 

Feminista es la mujer que, a través de su propia historia ha decidido serlo. A Carlos, le debo los momentos más lindos durante estos dos últimos años, pero también, le debo el dolor que ningún momento de felicidad lo vale.

En nuestra relación hubo poder y ese poder se manifestaba en episodios de violencia que de a poco y sin darme cuenta fueron acabando con mi individualidad hasta llegar a anularme por completo. Una de las tantas violencias de las cuales sufrimos las mujeres, es esa que pasa por desapercibida solo porque no deja marcas físicas de notoria visibilidad dentro de una sociedad, aquella violencia silenciosa que empieza por destruirnos el alma para finalmente matarnos el cuerpo, si es que no hacemos caso al semáforo de la violencia y ponemos un alto.

La sumisión a la que las mujeres nos sometemos en favor de los hombres, no es tema nuevo dentro del estudio del género y la violencia, y mucho menos es figura nueva dentro de las sociedades, pues ha existido siempre.

Revisemos lo que está escrito en Efesios 5:22: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor”. Así, en nombre de Dios y en obediencia a la religión que, a decir de los feligreses tienen la verdad absoluta respecto de la voluntad divina, las mujeres han sido condenadas a permanecer dentro de un matrimonio abusivo, limitante de sus derechos fundamentales como el de la libertad y el desarrollo personal, y a soportar en silencio los comentarios manipuladores, ofensivos y amenazantes a los que hoy el derecho, a través de las legislaciones, ha calificado como violencia psicológica.

Pero, constituye una falsedad absoluta sostener que la génesis del problema recae en la iglesia, la biblia y sus postulados. La violencia de género tiene sus cimientos en un sistema estructural patriarcal de sociedades en donde los hombres desempeñan el rol productivo, encargándose así de la toma de decisiones en el hogar, y sobre quien recae la responsabilidad económica y la manutención de su familia; mientras que, a las mujeres se nos ha sido asignado el rol reproductivo, reduciéndonos a ser las encargadas de la administración del hogar en razón del cuidado de los hijos y las cuidadoras de la perfecta ornamentación de la casa en donde habitamos.

Es en esa dinámica de convivencia social, en donde en las relaciones interpersonales coexisten los sujetos activos, que son quienes ejercen el poder y los sujetos pasivos, aquellos que, se encuentran limitados a obedecer las decisiones unilaterales sin que exista derecho a contradecir, porque es precisamente allí donde el poder se transforma en destrucción, abuso y manipulación; es allí donde aparece la violencia.

La filósofa Hannah Arendt, en su obra La política del poder, sostiene que, cuando un gobierno empieza a perder el poder sobre sus súbditos, recurren a la violencia como recurso para reivindicar su control. Y es que, el miedo es el mejor aliado del poder; con el miedo el poder se acrecienta y puede predominar con más fuerza y muchas veces, perdurar en el tiempo. Hago un símil respecto de lo dicho por Arendt y sostengo que en las relaciones interpersonales sucede igual. Cuando la mujer cuestiona y contradice, la respuesta que obtiene llega revestida de violencia. El poder no soporta perder el control y la ausencia del miedo.

Aura, conoció a su esposo Enrique, nueve años mayor que ella, cuando ella apenas tenía diecisiete años de edad. Aura, aún estudiaba en el colegio, mientras que Enrique, se encontraba en la universidad cursando la carrera de Derecho, pues su sueño siempre fue ser abogado. Cuando Aura y Enrique se conocieron, se enamoraron tanto, que, con tan solo seis meses de noviazgo, decidieron formar una familia, razón por la cual, escaparon juntos y se subieron en la aventura de vivir, casarse, tener hijos y jurarse amor hasta que la muerte los separe.

Treinta y cinco son los años que Aura y Enrique llevan casados, de los cuales, dos años Enrique ya no vive con ella, pues luego de casi cuatro décadas de matrimonio, Enrique se dio cuenta que no amaba a Aura. Entonces, Aura decidió soltar y abrirle las puertas para que se vaya del hogar. Con el alma rota y sin saber qué hacer, tomó fuerzas y lo dejó ir.

La realidad es que, el matrimonio de Aura y Enrique duró muchos años, pero fue un matrimonio que sobrevivió en medio de la frustración silenciosa de Aura, mujer a la que su esposo le cortó todas las oportunidades de seguir adelante y de crecer desde su individualidad. A Aura, no se le permitió terminar el bachillerato, tampoco le fue permitido trabajar, pues, Enrique siempre le dijo que, para poder formar hijos felices y de buenos valores, era necesario que la madre se quede en casa las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana y que, para mantener la economía del hogar, bastaba él.

Fue muy duro ver a mi Aura, mi madre, pasar por este momento tan doloroso en donde sentía que nada de lo que había hecho en su vida había valido la pena, de un momento a otro tuvo que aprender a vivir sin el hombre de su vida; han pasado dos años y Aura se ha convertido en mi referente, pues, sin haber tenido la oportunidad de terminar su bachillerato y habiéndosele negado el derecho humano a educarse, mi madre es sabiduría y ejemplo de amor propio. Entendí que mi madre se amaba sobre todas las cosas, en el momento que decidió romper la convivencia con el hombre que con su desinterés la anulaba, ella prefirió llorar hasta sanar, en lugar de llorar por aguantar.

Ya me había dado cuenta que crecí en un hogar con sesgos machistas, pero debo admitir que aun cuando tengo claros los conceptos, el día que la vida me puso a mí en una relación asimétrica de poder, yo no lo pude detectar y cuando lo detecté, no lo pude soltar.

Carlos, es el prototipo de hombre intelectual que toda mujer quisiera tener, es atento, es inteligente, es culto, es un ser humano integral.

A Carlos, siempre le ha gustado ser luz para los demás, le encanta que lo busquen para que le hagan consultas, disfruta cuando lo admiran y disfruta también cuando ayuda a los demás, no por un asunto de solidaridad, sino más bien porque eso aumenta su ego en cantidades exponenciales y lo hace sentir más fuerte. Es experto en valorar a las personas, pero aun en toda su sapiencia, a la clase de ¨amar¨, llegó tarde y se quedó ignorante.

Carlos, se valía de mis destrezas de mis favores y esfuerzos. Era yo quien le elaboraba los planes de trabajo de los cuales solo se lucraba él. (De su inteligencia no me voy a referir, aquella es innegable, y es que no se puede manipular sin inteligencia, entonces, aquella le sobra.) luego de cada ponencia recibía aplausos, admiraciones, admiradores, y ahí estaba yo, detrás de él observando lo mucho que avanzaba y sintiéndome feliz, hasta que me di cuenta que mientras él avanzaba, yo me quedaba inmóvil en el mismo sitio, sin avanzar ni un solo paso. Empecé a darme cuenta que, mi tiempo absoluto se lo estaba dedicando a él y que mientras yo me esforzaba en ayudarlo a avanzar, dejaba atrás mis propios deseos.

Siempre he sido luchadora y he logrado lo que me he propuesto, sin embargo, en el tiempo que estuve con él, todas las puertas se me cerraban, ninguno de mis proyectos prosperaba y la frustración apareció, haciendo que me cuestione todos los días el porqué de mi situación. Cierto día le pedí que me recomiende en una universidad para ser docente de posgrado, entonces, no vaciló en decir que a mí nunca me iban a llamar para dar clases a ese nivel, entonces, lo mejor era no intentarlo.

¿Cómo era posible dicha situación si en méritos yo sobrepasaba las expectativas? ¿Por qué no podía ser yo candidata a ser docente de posgrado en una universidad? Pues bien, lo grave no fue eso, lo verdaderamente doloroso es que ¡me la creí!, me convencí de lo que él me dijo y dejé de intentar y de buscar la forma de ser docente de posgrado. Dudé de mis competencias y capacidades y dejé de soñar en grande.

Con el tiempo decidí alejarme de él y puedo decir que fue una de las experiencias más dolorosas que he pasado ¡yo sentía que lo amaba! El proceso de separación con él no fue nada fácil, entré en un proceso de depresión, ansiedad, y negación.

¡Lo intenté todo!

Lo primero que hice fue buscar ayuda psicológica, entonces conocí a Sofía, una mujer maravillosa y profesional comprometida con su trabajo, fue Sofi quien con muchísima paciencia y sororidad me llevó a darme cuenta que fui víctima de maltrato psicológico y me llevó a rencontrarme conmigo misma y pude observar en mi interior una mujer hecha pedazos, insegura e incapaz de intentar seguir adelante. Comprendí entonces, la diferencia entre amar y valorar y concluí que yo amé mucho a Carlos mientras él, consciente de mis aptitudes aprovechaba eso a su favor y lograba que yo hiciera su trabajo para finalmente él beneficiarse.

Me refugié en el Yoga y empecé el proceso de perdonarme y perdonar. Entendí la importancia de enviar luz a los demás y de ser agradecida por cada cosa que sucede, sobre todo a agradecer el solo hecho de poder respirar. Sané y con la sanación llegó lo que tanto venía buscando y no encontraba, mi paz interior, la misma que me llevó a aceptarme aun en mis reveses, a amarme sin condiciones, a reconocerme como una mujer falible pero aun en mis fallas sigo siendo valiosa y es esa percepción sobre mí la que no pienso dejar ir otra vez. Me amo en mi luz y en mi oscuridad.

Ha pasado casi un año desde que me alejé de Carlos. Hoy domingo, 31de mayo de 2020, concluí con el primer ciclo de clases de posgrado, actuando en calidad de docente. Sí, me llamaron de la universidad de la que Carlos me dijo que nunca me iban a llamar y que mejor no lo intentara.

Estar con la persona equivocada, estanca, anula y te puede llevar a que experimentes sensaciones imposibles de definir. Aura vivió treinta y cinco años con Enrique; yo estuve un año, ocho meses con Carlos; ambos casos se dan en contextos distintos. Aura, ama de casa, sin terminar su etapa escolar, dedicada únicamente al cuidado del hogar; yo, con cinco títulos encima y con una vida profesional activa y en crecimiento.

La violencia no distingue títulos, no sectoriza, no es selectiva. Simplemente llega y ataca con toda su fuerza hasta que te mata el alma antes que el cuerpo. Está en ti reconocerla y frenarla, está en ti decidir si vives en el estancamiento o si decides salir adelante pese al dolor. De ti depende tu libertad, tu plenitud y tu dicha. De ti depende levantarte todos los días con una sonrisa en el rostro y hablarle a tu agresor, desde la distancia y sin que te escuche:

 

¡No te fuiste, yo te boté! 

 

Amiga renacerás.

 



Eva colectiva

 

                                                                                                       La bruja

La Matriarca, la bruja, la mujer: hija, esposa, madre, abuela y bisabuela

 

Paula Andrea Stange Kahler[1]

Chile

 

En medio de símbolos, en un mundo dinámico, que está cambiando, mujeres dueñas de su casa, de su vida y de su destino. Guerreras y valientes, de voz atenta pero fuerte, de emociones, de aciertos y desaciertos, frágiles e inquebrantables. Confinadas todas, amarradas a su suerte, desatadas de la mala, hoy siguen reinando, con más gloria que antes, pero no sin anonimato. 

Diosas y brujas, se reúnen, para en la nostalgia de ritos comunes, regresar a sus orígenes, sin miedo a la hoguera, sin temor al futuro, pero con respeto a cada una de sus emociones que con valentía enfrentan y las fortalecen, que ciegos no las vean, que sordos no las oigan, pero que el mundo se entere que ya no están para nada solas. 

Regresó la matriarca a su casa, un poco perdida ante símbolos equívocos, descubriendo poco a poco sus espacios comunes, sus caricias que marcaron el pasado y que diseñaron el futuro, su fuerza que le permitió a las demás emigrar, su alegría que dejó huellas que nadie jamás pudo arrancar. Acá estaba ella, en la que sería su última cama, amada, cuidada, rezada, y siempre esperanzada.

Llegó fortalecida, su alma valiente prometía andar, mostraba un camino por recorrer, soñaba con un jardín por conocer, flores para recomendar, frutos posibles de cultivar. Pero su cuerpo ya no quería reaccionar, no quiso obedecer a esos intentos de caminar, no quiso sostener tan férrea voluntad, porque ni la brujería nos quiso acompañar, en una pandemia, pocos son quienes son capaces de crear.

Ahí estaba ella, con la mirada puesta en el horizonte, que no sabíamos, sería tan cercano y próximo a nuestros corazones, escuchando las voces de sus niñas –porque todas le pertenecíamos-, sus aciertos y desaciertos, sus amores y desamores. Ahí estaba ella, intentado que ese cuerpo rebelde, obedeciera su necesidad de expresar a través de palabras sus sentimientos, ahí estaba ella ordenando a su mano tomar la mía, tomar la de todas, Ella, hablándome para todas, amándonos a todas.

Pero pasaron los días, su corazón perdía su energía, ese desgraciado virus intentaba aplacar todas sus energías, la consumía, la golpeaba una y otra vez, y dio tantas batallas, ninguna perdida. 

Durante toda una vida, siempre con alegría, pataleó como nadie, bailó como diosa, maldijo como bruja, y peleó como guerrera. Crió a sus mujeres, cuidó de sus hijas y a sus amigas, a sus vecinas y compañeras, a todas, y también a ellos. 

Fue devota, de su marido, el mejor de los compañeros, porque nunca se mereció menos, y nunca se permitió menos, de su Dios, que la acompañó en su largo camino, que jamás soltó su mano y amante de su virgen, esa que escuchó sus plegarias, y que abogó por ellas hasta el último de sus días, ese día en que soltó nuestra mano.

Soltó nuestra mano a gusto, con la decisión y fuerza de dejar este mundo en paz, tranquila y conforme con el camino recorrido, orgullosa de sus conquistas, porque sus conquistas fueron sus territorios, porque el mundo que la rodeaba fue el mundo que ella construyó, el que quiso, el que soñó. 

Murió la Matriarca, y dejó a sus mujeres responsables de sus destinos, solas, pero con un legado, responsables de éste, para que el destino les demande ahora, sólo a ellas, un gran y fértil territorio conquistado, para que de ahora en adelante sepan seguir sus pasos, avancen con convicción, felices y seguras, fuertes y demandantes, cariñosas y abnegadas, porque todas sus virtudes las dejó aquí, en esta tierra, en este mundo en el que serán necesarias para crear, para crear desde el amor, desde la familia, desde la ciencia, desde el arte, y desde todos los espacios que ahora, son espacios comunes. 

Ella supo construir, y supo exigir lo que necesitaba para hacerlo, fue firme en sus convicciones, segura de sus apuestas, frágil en sus sentimientos pero entera para soportarlos. 

La Negra, partió alegre, de los Andes, con joyas y flores, fue a encontrarse con su Gringo, la Negra, emigró a tierras vírgenes, en medio del desastre de esta pandemia mundial, soltó mi mano la mujer que me enseñó cómo hacer de mi vida una búsqueda de verdaderas alegrías, la que dijo que los sueños se perseguían, esa que nos enseñó que las mujeres podemos hacer cualquier cosa, incluso brujerías.

Descansa Negrita linda, seguirás en mis sueños, y siempre serás, la mejor parte de la vida, y quien nos dio a todas la vida. 

 

 


[1] Jueza de Garantía del Poder Judicial de Chile. Abogada Universidad de ChileMaster Universidad Autónoma de Barcelona, estudiante de los cursos para optar al Doctorado de Universidad de Buenos Aires. Investigadora de la Redipal.

 

El mensaje del foro es editado por Estefanía Paola Cuello Jul 20 '20



  Eva colectiva



 

                                             Reescribamos el Contrato Social

 


Estefanía Paola Cuello[1]

Argentina

 

Toda mi vida odie las tareas de cuidado. Tuve que acercarme a la edad de cristo para entender el valor que tenían. Hoy lo entendí y por eso quiero compartirlo con ustedes, para que podamos finalmente hacer de este un mundo mejor.

Quizás haya sido porque mi infancia fue muy humilde, quizás la pobreza alentó que se generarán las condiciones materiales para ma petite revol (o revolución), lo cierto es que el rol de la mujer en este mundo me resultaba algo conflictivo.

Me gustaban los juguetes caros y no los podía tener, me acuerdo particularmente del deseo que me inspiraba tener un Jeep a batería. Salía 700 dólares, y eso era muchísimo dinero. Eran al menos, en la década de los 90´s, la suma de 3 meses de salario. Lo deseaba, lo necesitaba, debía ser mío. La respuesta que obtuve de mis padres, era que eso era imposible por dos razones: Precio y Género. Es decir, yo deseaba algo en el mundo que me estaba vedado por dos accesos: la accesibilidad económica, yo era pobre, y la cuestión de género: yo era mujer y los Jeep a batería son un juguete de varón.[2]

Esa fue la primera vez que odie ser mujer. Lo de pobre, eventualmente lo podría cambiar, pero “mujer” iba a seguir siendo. Nací mujer. No sabía lo que significaba ser mujer, pero me resultaba un dato ontológico que se resumía fatalmente en limitar mi capacidad de goce.

La segunda vez que odie ser mujer, fue cuando me dijeron que mi padre deseaba mucho tener un hijo varón, pero me tuvo a mí y con el tiempo se fue encariñando, sobre todo porque no le costaba mucho, puesto que yo era “inteligente como un varón”.

Con el tiempo comencé a rechazar amplios aspectos de lo femenino y, en cambio, admiraba las cosas y las libertades de los varones, pues ellos podían ejercer algo que se me prohibía, el PODER.

Y yo quería eso, quería la suma y el ejercicio del poder. No quería tener un pene, ni siquiera lo envidiaba en su practicidad a la hora de orinar, este curioso miembro representaba en mí la suma de los privilegios a los que se podía llegar. Ser héroe, no víctima. Ser fuerte, no débil. Ser un conquistador, no una parcela conquistada. Ser Cazador, no una presa de caza.

Las tareas de cuidado, es decir, ser la mano de obra gratuita de los quehaceres domésticos[3], eran todas cosas que me resultaban repulsivas y humillantes.

Me parecía muy injusto, tener que limitar mis deseos o capacidades por el hecho de haber nacido mujer y entendía las tareas de “las amas de casa” (muchas veces mujeres que no eran ni amadas, ni dueñas de la casa en la que vivían), como la sumisión pasiva de personas débiles a un servilismo humillante y degradado. Yo no quería ser una sierva, pero lo era por condición de cuna. Si había una reunión, bastaba la sóla presencia masculina para que se esperara de mí una actitud de servicio inmediata y dócil. Cuando me rebelaba, la cofradía de mujeres que se turbaba el espacio frente a las hornallas de la cocina, me notificaba mi cruel destino. “El lugar de la mujer es la casa. Atrás del marido”.  Así mismo, entre mis propias familiares, se me cuestionaba de “desviada”, “potencial lesbiana”, “Machona”, “Marimacho”, “Machita”…y la lista sigue.

Hasta aquí, Freud hubiera sugerido que me incomodaba mi condición de “castrado”. Que buscaba reemplazar la ausencia de falo. Lacan, diría de mí que tenía una “falta”. Diría el psicoanálisis antes de tener una perspectiva de género, que esa “falta” la intentaría llenar con la idea de una familia, de tener hijos.

Bajo estos condicionamientos que me generaban demasiadas inquietudes entre las que se destacaba develar cuál era la razón fundante del orden social tal y cómo estaba determinado, fue que decidí estudiar derecho. Que la Universidad sea pública y gratuita en mi país, ayudó mucho.

Me dediqué a buscar respuestas en la academia. ¿Cómo se conformó el poder antes? ¿Quiénes tienen el poder ahora? ¿Por qué mandan los que mandan? ¿Cómo se legitima el poder? ¿Por qué obedecen los que obedecen?

Pasé por los clásicos griegos: amé a Platón, lloré la muerte de Sócrates. Me puse a disposición del Gran César, admiré a Egipto. Debatí con Maquiavelo. Seguí atentamente el sisma protestante. Conversé con Fray Bartolomé de las Casas. Fumé pipa en compañía de Lenin. Atendí con entusiasmo los sucesos de la revolución mexicana y de la Reforma Universitaria. Me posicioné en las dos guerras mundiales. Sin embargo…eran poquitas las mujeres.

En el año 2011 yo daba clases de Derecho Romano y comenzaba mis primeros pasos en la investigación académica formal. Recuerdo el día en el que mi director de proyecto de investigación en la universidad de Buenos Aires me sugería que si pensaba seguir la carrera académica era mejor que no me casara, pues él había formado a otras antes que a mí y sus carreras terminaban al minuto de pronunciar “Sí, quiero”. La carrera o la familia. “No se puede tener dos maridos”.

En aquel entonces todos los investigadores varones de la Facultad de Derecho eran hombres de familia felizmente casados. Otra vez eran poquitas las mujeres.

¿Cuál es la razón de que exista o subsista un estigma de nacimiento en razón de la situación genital? ¿No resulta la cuestión genital aún más ridícula que la cuestión racial? ¿Por qué se busca en la ciencia argumentos positivistas o biologicistas para perpetuar una condición evidentemente artificial? Como dijo en 1949 Simone de Beauvoir, No se nace Mujer.  ¿Por qué en pleno siglo XXI seguimos padeciendo categorías de siglos anteriores? ¿no habíamos evolucionado? ¿No nos gobierna acaso el consumo? ¿Acaso mi dinero no vale?

A esta época que se le llama “Posmodernismo”, no se le fueron las malas mañas de lo moderno.

La modernidad se conformó eurocéntrica y androcéntrica. Es decir, la situación de la mujer latinoamericana es la misma que viene arrastrando desde la sugerencia de Aristóteles en su obra “La Política”, es decir, junto a los niños y esclavos, bajo los hombres libres.  Todo esto sumado al pequeño detalle de nuestro pasado colonial si nos paramos frente a lo moderno desde una perspectiva situada.

Al refrescarnos la memoria respecto de nuestro pasado colonial y la historia de nuestro saber científico legitimo, por ejemplo, haciendo una historia de nuestras universidades, el problema de las consecuencias de la condición genital deviene político, y si es político, es epistemológico.  Al decir de Paulo Freire, La educación no cambia el mundo, cambia las personas y las personas son las que cambian el mundo.

Sin duda el mayor avance del siglo XX fue la universalización de la condición humana y la posibilidad de ejercicio de derechos políticos de la mujer.

Pero hay algo… algo incomoda. Algo brota, algo genera malestar. Hay dificultad en las relaciones. Se ve con recelo a los movimientos feministas, ni hablemos de las diversidades de identidad sexual. El humor traduce misoginia y homofobia. Los femicidios aumentan…hay un fantasma que recorre Latinoamérica, y es el fantasma del machismo.

Nuestros Estados modernos se consolidaron después de varios años de procesos emancipatorios. Podríamos decir que el proceso emancipatorio latinoamericano abarcó de 1806 a 1824 y, con gran dificultad, recién a fines del siglo XIX quedan consolidados los Estados modernos en la región. Esta conformación, arrastraba una ideología, una filosofía respecto del lugar del hombre y el poder. Dije bien, del hombre. Uno de los responsables de estas ideas ordenadoras fue Rousseau, que, si bien es un autor fabuloso, un disruptivo de su época (segunda parte del siglo XVIII) y una persona con una vida personal muy particular, pues si bien no cuidó de sus propios hijos, es el padre epistemológico de un tal “Emilio.” “Emile, o de la educación”, es la historia novelada del joven Emilio, desde su nacimiento hasta su vida adulta y de cómo este debe ser educado para ser un ciudadano de bien, un suscriptor del Pacto Social, de la República, de la Democracia.

Es considerado el primer tratado pedagógico y es el reservorio de la suma de todos los prejuicios de genero de Latinoamérica, a raíz de su libro IV.

¿Qué hacemos con todas las citas de autoridad? ¿Qué hacemos con los clásicos? ¿Tiramos las estatuas al rio? ¿Qué hacemos con Rousseau? ¿Qué hacemos con esos Emilios? ¿Los matamos? ¿Les hacemos decir lo que no dijeron? ¿Los castramos?

No. Lo que tenemos que hacer es educarlos, educarnos. Debemos suscribir y reescribir un nuevo Contrato Social.

No somos aquella sumisa Sofía, la prometida de Emilio. Hoy podemos construir nuestro futuro, no tenemos que pedir permiso para vivir, ni para abrir la puerta, ni para salir a jugar. No hay más límite que el respeto al otro.

La libertad de la mujer en la historia de la humanidad fue un límite constante al ser y al hacer. Hoy esos límites deben derrumbarse y usarse esos escombros para la construcción de puentes hacia nuevas formas de unión y convivencia.

Lo que la pandemia del COVID 19 vino a consolidar no es el estado moderno, como en el siglo XIX y XX, sino que  se ha querido consolidar el patriarcado. Esta consolidación del machismo y de las tensiones de poder al interior de los hogares -dónde la lucha contra el virus solo ha encontrado la prevención en el encierro domestico- ha podido visibilizar (gracias a la comunicación propia de este siglo) cómo las tareas de cuidado, esas que tanto odie, eran patrimonio exclusivo de la responsabilidad femenina.

Esta pandemia puede ser una pandemia de las oportunidades, esta visibilización puede ser un llamado a la toma de conciencia.  Para realizar tareas de servicio y de cuidado del otro, no hace falta realizarlas con las con los genitales, basta simplemente un poco de buena voluntad y un poco de educación al respecto. Como diría el General Perón, aquí se espera que se produzca al menos lo que se consume.

El Coronavirus ha puesto en jaque el rol del estado y su injerencia en la vida privada de las personas en la región y en el mundo.

Respecto del Estado diremos que se ha puesto de manifiesto la necesidad de un estado presente y no reducido -cómo se alentaba desde la tribuna del neoliberalismo- sino un estado que atienda las necesidades y las demandas de su pueblo como lo hace una madre, es decir, tras la emergencia sanitaria queda de manifiesto la necesidad de un estado maternal.

Respecto del rol de la mujer, frente a sí misma y frente al mundo, plantearé que deviene falaz el argumento pseudoreligioso que ha permitido el trato discriminatorio a las mujeres, posicionándolas en un rol maternal y de servicio, ya que es dable recordar que quien hizo más tareas de cuidado en toda la Biblia fue el propio Jesucristo, nada más que  el mismísimo hijo de Dios hecho hombre; y que, aquello que llamamos misa, no es ni más ni menos que el recordatorio constante de cómo este muchacho -Jesús- entregó su vida por nosotros y cómo servía el pan y el vino y lavaba los pies de las personas que fueron a cenar con él aquel último jueves.  Si el propio Jesús pudo realizar tareas de cuidado cualquier hombre menos santo puede (y debe). Reescribamos el Contrato Social, pero esta vez, suscribámoslo todas, todos, todes.

 

 


[1]Abogada. Docente universitaria. Asesora institucional. Militante política. Miembro de REDIPAL.

[2]Este trabajo se inspiró en una homilía del Padre Álvaro Izurieta, de jueves santo, cuyo argumento me demostró que las tareas de cuidado significan dar amor, que es exactamente lo que este mundo necesita. 

[3]Lo que entiendo por tareas de cuidado se resume en: cocinar, limpiar, atender el abastecimiento de la casa, el pago de servicios, cuidar de niños y ancianos, es decir, nutrición e higiene del espacio vital; asistencia completa en la supervivencia de todos los miembros de la familia. Y, sobre todo, el ejercicio de ser referente afectivo, tener una actitud contemplativa frente a la violencia y los excesos. Ser garante de la paz del hogar. Hacer efectiva la promoción del desarrollo humano y supervivencia de los miembros de una comunidad en un espacio determinado.

El mensaje del foro es editado por Maria Carolina Estepa Becerra Jul 20 '20
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