Para entender mejor las campañas electorales y su propaganda
Según el artículo 242, numeral 1, de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, la campaña electoral, es el conjunto de actividades llevadas a cabo por los partidos políticos, las coaliciones y los candidatos para la obtención del voto.
A su vez, conforme al numeral 3 de ese mismo artículo, la propaganda electoral, es el conjunto de escritos, publicaciones, imágenes, grabaciones, proyecciones y expresiones que durante la campaña electoral se producen y difunden, con el propósito de presentar ante la ciudadanía las candidaturas registradas.
Es bien sabido que, en las campañas y propagandas electorales, se emplean, estrategias de marketing político, para llegar a la psique de los electores, captar su atención y persuadirlos para que voten por algún candidato, de acuerdo con el segmento de la población a la que va dirigido.
Según el consultor Ricardo Homs (2014), la población electoral, se divide en segmentos tales como: los indecisos, los indiferentes, los inconformes, los resentidos, los escépticos y los que están integrados a algún partido o candidato; y dependiendo del segmento, se diseñan las campañas electorales y sus propagandas.
De acuerdo con este autor, en lo que respecta a los inconformes, que se dividen en ocasionales y crónicos, los mensajes son distintos.
Para persuadir a los inconformes crónicos, la estrategia a utilizar debe ser ofensiva hacia los que ostentan el statu quo (gobierno, por ejemplo) magnificando sus errores, pues existe una predisposición de ese tipo de electores, lo resulta favorable para la oposición, pues será más fácil persuadirlos. Este segmento, constituye siempre una reserva importante para los que aspiran a un cargo público desde una trinchera distinta a la que gobierna.
En lo que en lo que respecta a los inconformes ocasionales, el citado consultor recomienda, que la estrategia para influirlos depende de la persona quién pretenda hacerlo. Si es de la oposición, la estrategia también debe ser ofensiva; en cambio, si quien quiere persuadirlos pertenece a quien ostenta el statu quo, su táctica debe ser la de justificar las acciones que los inconformes ocasionales reprueban.
A decir del autor mencionado, el segmento de los considerados resentidos, es totalmente receptivo y de decisiones emocionales, es considerado un grupo poco propositivo, muy dado a ejercer el voto de castigo en contra del gobierno en turno.
Por su carácter visceral, el segmento de los resentidos es un grupo altamente manipulable y por tanto representa un área de oportunidad de alto potencial para quien desde la oposición ofrece lo que les parece la mejor alternativa de venganza, sin embargo, el apoyo que este tipo de personas otorga es ocasional y coyuntural.
Los escépticos, se equiparán a los inconformes crónicos por lo que deben emplearse las estrategias mencionadas.
Por su parte, los que están integrados a algún candidato están comprometidos emocionalmente con él o con su partido y que por lo mismo no requieren de alguna estrategia especifica.
Finalmente, el autor citado menciona que, los inconformes crónicos y resentidos representan un riesgo político para quien no está en sus preferencias, puesto que su actitud prejuiciada y visceral los impulsa a reafirmar su rechazo conforme se intenta persuadirlos.
Otra de las estrategias que se emplean, en lo que Ibinarriaga y Trad Hasbun (2009), denominan “guerra electoral”, consiste, en realizar, por una parte, una campaña en tono propositivo que regularmente está a cargo del candidato, y por la otra la denominada guerra sucia, a través de la cual se dirigen todo tipo de criticas y descalificaciones, ciertas o falsas, en contra el adversario o el gobierno en turno, lo cual se lleva a cabo a través de terceros. Por eso actualmente vemos videos, memes, mensajes, entre otros que circulan a través de las redes sociales e internet, con una gran penetración.
El tono y la virulencia de estas campañas negativas o de guerra sucia, según esos autores, divide y confronta a la sociedad, afecta su convivencia y dejan grandes resentimientos que solo el pago del tipo logra restaurar.
En ese contexto, es de entenderse, lo que vivimos en nuestro país desde que comenzaron las precampañas electorales y ha continuado con las campañas electorales.
Por ello, debemos de estar muy atentos, analizar todo lo que leemos, vemos y escuchamos a favor o en contra de los candidatos, porque éstos a través de sus asesores en mercadotecnia, tratan de hacernos creer que son el mejor producto y que el contrario es el peor; empero, ello no significa que así sea en realidad, depende de lo que analicemos y del grado de penetración que haya tenido la propaganda en nuestra psique y del segmento de electores en que nos encontremos.
Fuentes:
IBINARRIAGA José Adolfo y TRAD HASBUN Roberto, 2009 El Arte de la guerra electoral, México, Campus Libris.
HOMS Ricardo. Las 28 reglas de oro de la estrategia electoral. 2014. México, Porrúa.
Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales.
